El egoísmo en los niños - Actitud egoísta de los hijos

Por qué los niños se comportan de forma egoísta. ¿Qué puede llevar a un niño a tener una actitud egoísta?

Aroa Caminero. Psicóloga en Álava Reyes
En este artículo
  1. Por qué son egoístas los niños
  2. Cómo se desarrollan las emociones en los niños según la edad
  3. 5 claves para conseguir que los niños no sean egoístas
  4. Fábulas y cuentos infantiles que hablan del egoísmo

Es frecuente y habitual observar conductas egoístas en la infancia. Los niños pequeños, especialmente los preescolares, tienden a querer satisfacer sus necesidades y deseos de un modo inmediato, sin tener en cuenta para ello las necesidades y los deseos de los demás. Se niegan a compartir, de forma general, lo que se tiene con los demás, de manera placentera, solo por mantener una actitud de posesión sobre lo que tiene.

Por qué son egoístas los niños

el egoísmo en la infancia

Este tipo de conductas que son normales y que pueden tener una función adaptativa en los primeros años de vida, no obstante, si se mantienen en el tiempo, pueden terminar perjudicando a las relaciones interpersonales en el futuro. Por ello, es importante que les ayudemos a superar adecuadamente esta etapa, para que puedan adaptarse correctamente en todos los ámbitos sociales de su vida.

Aunque es cierto que los niños pueden aprender a comportarse de un modo egoísta por imitación, la realidad es que el egoísmo forma parte del desarrollo evolutivo normal. Es alrededor del primer año de vida cuando pueden empezar a aparecer con mayor frecuencia este tipo de conductas y es habitual que se mantengan hasta los seis años de edad.

La explicación de que tales conductas aparezcan en todos los niños y que se produzcan con mayor frecuencia en este intervalo de tiempo, tiene su base en el desarrollo cerebral de los niños y en especial, en el desarrollo de los lóbulos pré-frontales que son las zonas cerebrales encargadas de regular las emociones y las conductas sociales.

Cómo se desarrollan las emociones en los niños según la edad

- Entre los 3 y los 8 meses de edad
Aparecen en los niños las emociones primarias.

- A los dos y tres años de edad
Es cuando los niños empiezan a reconocer eficazmente las emociones en uno mismo y en los demás. Hasta los cuatro años de edad, su desarrollo cognitivo no les permite representarse el estado mental de las otras personas (hasta esa edad no terminan de entender que los demás puedan tener intenciones, intereses o sentimientos distintos a los suyos), por lo que son tremendamente egocéntricos, creyéndose continuamente el centro de todo.

- A los cuatro años de edad
Ya empiezan a ser capaces de representar el estado mental de los demás.

- A los seis años de edad
El desarrollo de los lóbulos pré-frontales ya están lo suficientemente maduros como para que los niños sean capaces de ponerse en el lugar del otro con mayor facilidad y además, ya tienen una mayor capacidad para controlar los impulsos y las necesidades propias en favor del respeto a las normas sociales, y entienden que esto es necesario para el mantenimiento del juego y las relaciones con los demás niños.

- Después de los seis años
El desarrollo de estas zonas del cerebro sigue avanzando, permitiendo a los niños ir refinando sus habilidades sociales, especialmente en base a una mayor capacidad de empatía, una mayor autorregulación emocional y una mejor capacidad de resolución de problemas interpersonales.

5 claves para conseguir que los niños no sean egoístas

claves para conseguir que los niños no sean egoístas

Los padres nos preguntan cómo podemos ayudar a los niños a que superen el egoísmo y sean personas generosas. Hay algunos consejos que pueden ayudarles:

1. Con el ejemplo
Los padres deben ser modelo de generosidad. Deben demostrar a los niños que compartir con los demás les enriquece y que se disfruta con ello.

2. Enseñar las ventajas de compartir
Pueden enumerar con los niños las ventajas que tiene el compartir con los demás, sin olvidar en la lista el hecho de que cuando compartimos, creamos más posibilidades de que los demás también compartan con nosotros.

3. Dale el derecho de elegir el juguete que no desea compartir
Permitirles tener algún juguete especial, que nunca le obligaremos a prestar a los demás, ya que todos, incluso los adultos, tenemos pertenencias que nunca compartimos con otras personas. Así, cuando sepas que va a encontrarse en alguna situación en la que sería bueno que comparta, pregúntale explícitamente qué juguete quiere llevarse para compartir con otros niños, es decir, pregúntale cuál no le importa prestar a los demás para que le cueste menos llevar a cabo este tipo de conductas.

4. Fomentar los juegos cooperativos
Antes de los tres años, los niños no tienen la capacidad para entender el concepto de compartir, por lo que no tiene sentido obligarles a hacerlo. Sin embargo, sí debemos favorecer en la medida de lo posible los juegos cooperativos y reforzaremos (por ejemplo, con un halago o una sonrisa) cualquier conducta cooperativa espontánea.

5. Enseña a diferenciar que hay cosas que son suyas y cosas que son de todos
Y que habrá ocasiones en que deben compartir aunque no quieran, para que entiendan que no pueden disponer de todo aquello que se le antojen que los demás también tienen derecho a utilizar ciertas cosas. En estos casos en que compartir sea algo obligado, es necesario mantenerse firmes y no ceder ante las posibles rabietas o pataletas que presenten.

Fábulas y cuentos infantiles que hablan del egoísmo

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