El ejemplo y papel de los padres en la educación emocional de los niños

Debemos aprender y enseñar a nuestros hijos a reconocer sus sentimientos y necesidades

Ángeles Wolder, Terapeuta
En este artículo
  1. Papel de los padres al dar ejemplo a los niños en sus emociones
  2. La educación emocional de los niños: reconocer las emociones

Enseñar a los niños a expresar sus emociones y a escuchar su cuerpo es una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestros hijos, para su bienestar emocional, por su salud, para que estén más felices y contentos y se puedan comunicar mejor con los que tienen a su alrededor. ¿Cuál es el mejor modo de hacerlo? ¿Qué podemos hacer padres y madres? Lo primero que necesitamos hacer es reflexionar sobre el ejemplo y el papel de los padres en la educación de los niños.

Papel de los padres al dar ejemplo a los niños en sus emociones

El ejemplo de los padres en la educación emocional

Los niños deben aprender a gestionar la intensidad de sus emociones, pero, para que así sea, debemos también enseñarles a reconocerlas. Hablamos de cómo enseñar a los niños a expresar sus emociones y escuchar las necesidades de su cuerpo. Y, para ello, lo primero que debemos hacer es fijarnos en nosotros mismos, los padres, ya que somos su ejemplo de referencia de los que los niños y niñas aprenden.

Padres y madres debemos ser modelos coherentes con lo que hacemos, con lo que vivimos para que nuestros hijos puedan hacer lo mismo. Si los mayores decimos en casa cosas como 'estoy enfadada', 'me siento mal', 'hoy en el trabajo las cosas no me han salido como quería', 'mañana lo haré mejor' a nuestros hijos les será más sencillo poner nombre a lo que sienten, actuar en consecuencia con cómo se sienten en su interior, ¡nosotros les servimos de ejemplo!

Sin embargo, si nosotros somos los primeros que tratamos de esconder nuestras emociones o ignoramos cómo nos sentimos, estaremos enseñando este modelo a nuestros hijos. Si queremos que los más pequeños de la casa aprendan a reconocer y gestionar sus emociones, debemos hacerlo nosotros en primer lugar.

La educación emocional de los niños: reconocer las emociones

Educación emocional de los padres a sus hijos

Además de enseñar a través del ejemplo, hay una serie de cosas sencillas y muy valiosas que madres y padres podemos llevar a la práctica en casa para ayudar a nuestros niños en la ardua tarea de la gestión de sus emociones y sentimientos. ¡Vamos a verlas!

1. Escucha lo que te quiere decir tu cuerpo
Cuando un niño se siente triste, llora; cuando se siente frustrado es posible que patalee; cuando se sienta agobiado es muy probable que su rostro se torne sombrío. Sin embargo, muchas más veces de las que pensamos se nos pasa por alto que nuestro cuerpo también tiene otras formas de decirnos que algo nos sucede. Por ejemplo, un dolor de cabeza repentino o un malestar de estómago pueden avisarnos de que hemos sufrido o estamos sufriendo una situación de estrés.

Reconocer que esto está pasando, escuchar lo que tiene que decirnos nuestro cuerpo es básico para dejar salir lo que nos agobia.

2. Aprende hoy lo que te puede servir para el día de mañana
Además de las cientos de cosas que aprenden nuestros hijos cada día se debe incluir la de la gestión de las emociones. Si conocemos, poco a poco, cuáles son las emociones que más sentimos en un mismo día: alegría, tristeza, ira, nos será más sencillo identificar estas sensaciones el día de mañana.

3. Lo que hoy te agobia mañana pasará
Aprender a escuchar nuestro cuerpo y enseñar a los niños a gestionar sus sentimientos quiere decir hacerles ver que lo que hoy nos agobia, lo que para nosotros es un mundo, puede que mañana carezca de importancia. Si, por ejemplo, el niño se ha sentido tremendamente disgustado porque su amigo al final no ha compartido con él su juguete, lo que hoy es algo negativo, mañana lo verá desde otro punto de vista mucho más tranquilo y relajado.

Papel de los padres al dar ejemplo a los niños

4. La responsabilidad también es tuya, ¿qué puedes hacer para sentirte mejor?
Lo que nos sucede en el día a día muchas veces tiene un origen externo, por ejemplo, 'me siento aburrido porque llueve y no puedo salir a jugar a la calle', 'me he quedado sin mi rato de televisión porque se ha ido la luz'. Ahora bien, otras muchas veces sucede que nosotros tenemos parte de responsabilidad en cómo nos sentimos, en cómo son esas señales que nos manda nuestro cuerpo.

Es entonces que nos debemos parar a pensar: ¿qué parte de responsabilidad tengo yo en todo esto?, ¿puedo hacer algo para sentirme mejor?, ¿qué he aprendido?, ¿se me ocurre algo que podría hacer para la siguiente ocasión que suceda esto no sentirme así? Esto es algo que nos debemos preguntar nosotros mismos, los padres, para educar en el ejemplo de los niños.

Si volvemos con los ejemplos, ponte en el supuesto de que tu hijo viene de clase, triste y decaído porque no has sacado la nota que esperaba en su examen. Además de animarle y mostrarle empatía y cariño, hablaremos con él para ver qué podemos hacer para que el siguiente examen salga mucho mejor. ¿A que da una tranquilidad enorme saber que en nuestra mano están muchas de las soluciones?

5. Pon nombre a tus sentimientos 
Por último, otra cosa muy valiosa que podemos hacer para aprender a escuchar las señales que nos manda nuestro propio cuerpo, es poner nombre a nuestros sentimientos para que así los hijos, con el paso del tiempo, hagan lo mismo. Reconocer las emociones en una misma, tratar de gestionarlas, de darles el lugar que merecen y requieren, no obviarlas pero tampoco dejar que te quiten el sueño es otra pequeña tarea que, día a día, paso a paso, conseguiremos sacar con la mejor de las notas.

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