Causas de la obesidad infantil - Cómo prevenir que mi hijo esté obeso
Mala alimentación, sedentarismo y mucho más: ¿Qué provoca que los niños estén obesos?
- Cuáles son las causas de la obesidad infantil
- La falta de actividad física y los niños obesos - Sedentarismo
- Otros motivos frecuentes de la obesidad en los niños
- Hábitos alimentarios para evitar la obesidad - Dieta mediterránea
La obesidad infantil está considerada actualmente como una de las grandes pandemias del siglo XXI, si los hábitos alimenticios y el estilo de vida de las familias no lo remedian. Según los especialistas en temas de obesidad, los cambios alimenticios y las nuevas formas de vida sedentarias son las principales causas del aumento de la obesidad infantil.
La elección de los alimentos por parte de los padres para confeccionar una dieta equilibrada para toda la familia y la realización de actividad física a diario son los factores que más pueden contribuir a que los niños no presenten sobrepeso. A continuación, os contamos con más detalle cuáles son las causas de la obesidad infantil.
Cuáles son las causas de la obesidad infantil
La principal causa de la obesidad infantil es que muchos padres tienen que dividirse entre las múltiples tareas, laborales y domésticas, y les resulta más cómodo ofrecer una comida rápida (o comida chatarra) a sus hijos. Empiezan con los bollos industriales, siguen los nuggets (rebozados preparados de pollo) y terminan con las chuches o golosinas.
Día tras día, estos hábitos alimenticios se convierten en una mala costumbre. Las comidas ultraprocesadas resultan muy atractivas por su aspecto, pero no llevan los nutrientes (proteínas, carbohidratos, minerales y vitaminas) necesarias para que los niños crezcan fuertes y sanos.
Para algunos padres, normalmente forzados por la falta de tiempo personal y familiar, lo más importante es saciar el hambre de sus hijos, sin tener la posibilidad de preocuparse si están o no comprometiendo el futuro inmediato de su salud y favoreciendo la obesidad.
A veces los padres, del mismo modo que muchos abuelos, también pecan por la gran cantidad de comida que ofrecen los niños. Y, a menudo, estas dietas son ricas en grasas saturadas, azúcares y otros componentes que no favorecen el crecimiento saludable de los más pequeños.
Este tipo de malos hábitos alimentarios es una de las principales causas de obesidad infantil. No podemos pasar por alto que en la infancia se establecen gran parte de los hábitos que se mantienen a lo largo de toda la vida, por lo que es importante enseñar a los niños a comer de forma saludable y equilibrada desde la infancia. Con un poco de suerte, mantendrán estos hábitos en su vida adulta y, por tanto, tendrán menos posibilidades de desarrollar obesidad en el presente y el futuro.
La falta de actividad física y los niños obesos - Sedentarismo
Más allá del consumo de alimentos con alto contenido en grasas y azúcares, el sedentarismo de muchos niños les hacen más obesos. El practicar una actividad física regular es esencial para su crecimiento y a su salud.
El estilo de vida que llevan los niños de hoy en día también ha cambiado mucho. La mayoría de las actividades que realizan se concentran alrededor de una pantalla: ya sea la televisión, el ordenador, la videoconsola, el celular o la tablet. Muchas familias, por la falta de tiempo o por comodidad, acaban dejando a los niños delante de la televisión toda una tarde, en lugar de llevarlos al parque o a cualquier otra actividad que les ayude a moverse y a dejar a un lado la vida sedentaria.
Los juegos al aire libre, las excursiones, los deportes, etc., son cada día sustituidos por actividades sedentarias. Como consecuencia, se favorece el desarrollo de la obesidad infantil.
Otros motivos frecuentes de la obesidad en los niños
Existen, además del mal hábito alimentario y la falta de actividad física, que son los que encabezan los motivos por los que la sociedad tenga sobrepeso, otras causas que determinan o favorecen la obesidad infantil.
A diferencia de la alimentación y el deporte, algunos del resto de factores que a continuación mencionamos, no están en nuestra mano o, al menos, no los podemos cambiar de una forma tan sencilla como introduciendo una serie de rutinas nuevas en nuestro hogar. Por ello, si crees que tu hijo o hija podría tener sobrepeso u obesidad, puedes mencionárselo al pediatra en la próxima visita.
Otras posibles causas de la obesidad en los niños son:
- Factores genéticos
Un niño con padres obesos, por ejemplo, tendrá más riesgo de ser obeso también. En la actualidad, se le da una gran importancia a este factor ya que, aproximadamente, entre el 60-80 por ciento de los cambios observados en el peso corporal se pueden atribuir a la herencia genética. En este sentido, la evidencia muestra que los hijos de padres con sobrepeso tienen un mayor riesgo de desarrollar obesidad; en el caso de los menores de 5 años (con ambos padres obesos) tienen 10 veces más riesgos de tener obesidad en la vida adulta. Cuando los factores genéticos se juntan a los ambientales, la probabilidad de obesidad es mayor.
- Factores prenatales
Las adaptaciones al medio ambiente intrauterino deficiente puede dar lugar a cambios fisiológicos y metabólicos permanentes que resultan en consecuencias adversas en la vida del bebé después de nacer. Esto implica interacciones genéticas que controlan una serie de funciones celulares. Aunque estas permitan que el feto sobreviva al medio ambiente prenatal, el riesgo de enfermedades de inicio en adultos es más alto si el medio ambiente postnatal no se corresponde con el medio ambiente intrauterino.
La adiposidad materna produce diversos efectos en la programación fetal debido a las funciones placentarias deterioradas, la disminución de la masa del músculo esquelético, etc. Todo ello da lugar a resistencia a la insulina y, eventualmente, aumenta el riesgo de obesidad pediátrica.
- Causas socioculturales
La obesidad también se puede asociar a un nivel inferior de ingresos (por la imposibilidad de comprar alimentos saludables) o un nivel menor educativo (por el desconocimiento de cómo promover unos hábitos saludables).
- La ingesta de ciertos medicamentos
Ciertas medicinas pueden causar un exceso de peso si su ingesta no se compensa con una buena alimentación o con la actividad física. Si bien suelen ser medicamentos asociados con la vida adulta, también debemos tenerlo en cuenta a la hora de hablar de obesidad infantil.
- La edad
Se ha demostrado que a medida que vamos envejeciendo y se producen cambios hormonales, la obesidad es más probable. De la misma forma, la obesidad también puede ir ligada a mujeres con problemas hormonales.
- Trastornos psicológicos
También se puede presentar obesidad en caso de que el niño sufra algún trastorno psicológico. Y, por otro lado, muchos niños que tienen obesidad sienten complejos corporales y baja autoestima, lo que puede interferir en su desarrollo emocional.
Hábitos alimentarios para evitar la obesidad - Dieta mediterránea
Si cuidamos la alimentación de nuestros hijos, si les enseñamos desde pequeños por qué hay que comer bien y cuáles son los beneficios que de ello se derivan, en la adolescencia y en su vida adulta tendrán muchísimas probabilidades de seguir estos mismos hábitos saludables.
Y qué mejor para este objetivo que llevar una dieta mediterránea, ¿verdad? Siempre acorde a las recomendaciones de tu pediatra según la edad de tu hijo o hija. Basada en alimentos de calidad como los vegetales y los granos integrales, se trata de una alimentación que aporta los nutrientes esenciales, así como las vitaminas y los minerales tan necesarios para el correcto desarrollo y crecimiento físico y mental de niños y adultos. Veamos un poco más en detalle en qué consiste esta dieta y cuáles son sus principales ingredientes.
- Predominan las frutas, verduras y hortalizas de temporada. De hecho, han de formar parte siempre de plato de nuestros hijos y también del nuestro. Recuerda que tus hijos van a comer lo mismo que tú y que no hay que desaprovechar la oportunidad que supone sentarnos con ellos a la mesa siempre que nos sea posible.
- Las legumbres, los pescados blancos y azules y las carnes magras son para incluir dos o tres veces a la semana como también lo son los granos, mejor si son integrales.
- Los frutos secos, las semillas y el aceite de oliva virgen extra (aporta grasa saludable si se consume en crudo) son fuente excelente de nutrientes y vitaminas, por eso no pueden faltar en la dieta mediterránea semanal de toda la familia.
- Los cereales como el pan y la pasta, mejor si también son integrales ya que aportan otros nutrientes y mayor porcentaje de fibra, por lo tanto, traen grandes beneficios. Ofrecer gran variedad en alimentos ricos en hidratos de carbono es esencial para garantizar el aporte energético suficiente para el niño (se recomienda aproximadamente un 50 por ciento de la porción del plato). Con ellos se pueden preparar recetas riquísimas a combinar con las verduras que hemos comentado antes. En cuanto a la pasta, fuente de hidratos de carbono, se aconseja tomar solo una o a lo sumo dos veces a la semana.
- Por otro lado, la dieta mediterránea apunta que las carnes rojas son solo para consumir una o ninguna vez a la semana y siempre acompañadas de hortalizas o verduras que contrarresten el aporte calórico que proporcionan.
Sin embargo, con asesorías nutricionales infantiles te apoyarán para que el aporte de proteína animal y vegetal en tu pequeño no sea deficiente, ya que este debe ser diario y de aproximadamente un 15 por ciento dentro de una alimentación saludable.
- Recuerda que tanto adultos como niños necesita beber abundante agua al día, dejar de lado las bebidas azucaradas y gaseosas y llevar un estilo de vida activo en el que haya una regularidad de ejercicio físico. El objetivo estar sanos por dentro, ¡y eso se nota por fuera!
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Bibliografía
- Bras i Marquillas, J. (2015) El niño mal comedor. Pediatr Integral, Vol. XIX (4), pp. 277-288. Disponible en: https://www.pediatriaintegral.es/wp-content/uploads/2015/xix04/06/n4-277-288_Josep%20Bras.pdf