Cómo educar hijos emocionalmente fuertes

La importancia de educar las emociones de los niños

Nuria G. Alonso de la Torre, Psicóloga infantojuvenil
En este artículo
  1. La educación emocional en la infancia
  2. Consejos para educar hijos emocionalmente fuertes

Tener una buena inteligencia emocional es la base para que tu hijo tenga una buena autoestima, mejore sus relaciones sociales o identifique sus emociones y consiga resolver los conflictos que vayan apareciendo en su día a día. Pero ¿cómo consigo que mi hijo mejore en su mundo emocional y mejorar esos conceptos?, ¿cómo educar hijos emocionalmente fuertes?

La educación emocional en la infancia

Educar niños emocionalmente fuertes

La educación emocional es fundamental para cualquier niño, no obstante, los niños que más se pueden beneficiar son aquellos que tienen una sensibilidad y una empatía muy intensas y debido a ello les desbordan muchos de los cambios o problemas que surgen a su alrededor, pero también a aquellos que ante un problema les cuesta enfrentarse a él.

Goleman, psicólogo que escribió el libro Inteligencia emocional en 1995 define Inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestras relaciones”. Es decir, ser emocionalmente fuerte no significa que tu hijo no llore o no le afecten los sentimientos de los demás, sino que sepa gestionarlo de forma adecuada. Precisamente, ese es una de los pilares de la educación emocional: ayudar a tu hijo en la regulación de sus emociones. Para ello, te ofrecemos unos consejos que te ayudarán a conseguirlo.

Consejos para educar hijos emocionalmente fuertes

- No pretendas enseñarle todas las emociones de golpe. La clave es ir poco a poco para que vaya asimilando cada una de ellas. Lo ideal es empezar por las emociones básicas alegría, tristeza, miedo y enfado y a partir de ahí seguir profundizando a emociones más complejas como la frustración o los celos. Es preciso que te fijes unas metas emocionalmente hablando, si ves que tiene rabietas, está claro que ese puede ser un buen comienzo porque ya tiene dificultades en saber manejarla. Sin embargo, para comprender bien una emoción no basta sólo con identificarla en uno mismo, la identificación es un buen paso, pero también es importante identificarla en los demás “Él está enfadado”, expresar esa emoción “Me siento enfadado” y saber regular esa emoción “Si estoy enfadado lo mejor es respirar”. 

- Habla de tus emociones tanto como de las suyas. No necesitas materiales concretos para conseguir que tu hijo regule las emociones, a veces da mucho mejor resultado apoyarte en tus propias vivencias o en las personas que os rodean y analizarlas con él nombrando las emociones de cómo se ha podido sentir la otra persona y cómo se podría haber resuelto de otra forma tanto de ejemplos que le pasen a él como te pasen a ti. Por ejemplo, “¿cómo se sintió Juan cuando le quitaron el juguete o a mi jefe cuando le quitaron el bolígrafo? ¿cómo podía haberlo resuelto? “Yo me hubiera sentido triste y lo me imagino que habría… Aunque parezca evidente, no siempre le dedicamos un tiempo a las emociones, damos por hecho que todo termina en la identificación, pero lo cierto es que las emociones son lo suficientemente complejas como para dedicarle al día, aunque sean 6 minutos, si lo haces descubrirás que le ayudarás a comprender y gestionar sus emociones y además crearás un vínculo aún más fuerte con él y tu hijo se sentirá mucho más preparado y seguro de sí mismo. Muchas veces a nosotros mismos nos cuesta identificar lo que sentimos o las señales de nuestro cuerpo y eso les asusta. Por ejemplo, saber que si te pones nervioso te puede doler el estómago o tener náuseas y que es una respuesta normal a una emoción que sentimos, ayudará a canalizar la emoción de otra forma.

- Utiliza los recursos a tu alcance partiendo de sus intereses. Hay niños que expresan mejor sus emociones a través de sus pasiones: pintar cómo se siente hoy, pensar cual es la canción que mejor define mi día, escribir cómo estamos y representarlo o quizás a través del deporte. En otros casos, sus personajes y series favoritas también pueden ser un recurso útil. ¿Cómo se sintió Mickey Mouse? ¿y cómo te sentirías tú? ¿te gusta cómo lo resolvió?

- Anímale a que acepte sus emociones y tenga un tiempo para estar en sintonía con ellas. Dividir las emociones entre positivas y negativas tratando de eliminar o ignorar todo lo que nos hace daño de forma inmediata no hace que seamos más fuertes o que hayamos aprendido a gestionar nuestras emociones. Para que tu hijo regule sus emociones es clave que sea consciente de la intensidad de su emoción y saber qué necesita para gestionarla en ese momento, muchas veces eso no surge en el momento y necesitamos unos minutos para lograr tranquilizarnos y eso también es saludable. Por ejemplo, si tu hijo está en plena rabieta porque tiene hambre es importante que sepa que comiendo va a conseguir estar más relajado y que es el hambre el que habla y no tiene la necesidad de gritar para aliviar esa tensión, quizás es más beneficioso para él estar distraído o respirar hasta que sea la hora de la comida.

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