Cómo transformar el sentimiento de culpa en los niños en aprendizaje
Cuando el sentirse culpable se convierte en una emoción dañina y paralizante para los niños
- ¿Qué es la culpa y cuál es la diferencia con la culpabilidad en los niños?
 - Por qué NO es lo mismo responsabilizar que culpabilizar a los niños
 - Algunos efectos negativos del sentimiento de culpabilidad en los niños
 - 8 tips para trabajar la culpa en los niños sin usarla NUNCA como castigo
 
El sentimiento de culpabilidad en los niños no es algo innato, no nacemos con él, aprendemos a sentirnos culpables de las cosas que hacemos o decimos a medida que crecemos y aprendemos de las situaciones sociales que vivimos. Pero, ¿cómo transformar el sentimiento de culpa en los niños en aprendizaje? Aquí te damos algunos consejos muy útiles.
¿Qué es la culpa y cuál es la diferencia con la culpabilidad en los niños?

La culpa es un sentimiento que se construye paulatinamente y que tiene que ver con el desarrollo moral que el niño va construyendo a lo largo de su vida. En cambio, el sentimiento de culpabilidad tiene mucho que ver con el estilo parental bajo el que ha sido educado. Así, la culpa es una emoción compleja que aparece cuando una persona percibe que ha hecho algo mal o ha causado daño.
Según algunos psicólogos, la culpa es una de las razones más frecuentes por las que las personas acuden a terapia, ya que esto influye en su bienestar emocional desde la infancia. En los niños, la culpabilidad por lo regular puede tener dos caras: una saludable y otra perjudicial. La culpa saludable es la que impulsa a reflexionar sobre los errores y aprender de ellos.
Además, a través de ella se desarrollan valores como la empatía, el perdón, la responsabilidad y la reparación del daño causado. Por ejemplo, un niño que pide disculpas después de empujar a un amigo está gestionando bien esta emoción. Sin embargo, cuando la culpa se vuelve demasiado excesiva o desproporcionada, se puede generar un sentimiento constante de malestar.
También puede presentarse la vergüenza o el miedo a equivocarse. En esos casos, la emoción deja de ser educativa y se convierte en una carga que llega a bloquear el desarrollo emocional y la autoestima de quien lo padece. Como padres debemos evitar en la medida de lo posible que ambas situaciones se presenten en nuestros hijos porque ninguno de los dos es bueno para ellos.
Por qué NO es lo mismo responsabilizar que culpabilizar a los niños

Desde pequeños aprendemos a culpar a los demás para no sentirnos mal o a culparnos a nosotros mismos de casi todo lo que sucede. Los mensajes que recibimos de nuestros padres o personas significativas (maestros, abuelos,…) del tipo 'es por tu culpa que…' o 'mira lo que has hecho, no te da vergüenza!' influyen en nosotros a lo largo de toda la vida.
Lo anterior hace que crezca en nosotros el sentimiento de culpabilidad en mayor o menor medida. Son muchas las teorías que han estudiado y tratado de explicar por qué unos niños son más propensos a desarrollar un sentimiento de culpabilidad mayor que otros, y muchas coinciden con que el sentimiento de culpabilidad aparece y se produce ante situaciones de disciplina.
¿Por qué sucede esto? Porque los padres, sobre todo, hacen ver las consecuencias negativas de las acciones de sus hijos hacia los demás. Este tipo de disciplina es una hoja de doble filo porque, a pesar de que los niños deben aprender las consecuencias de sus conductas, muchos padres tienden utilizar la culpa como medio de responsabilizar al niño de sus actos.
Y aquí es donde nos equivocamos, no es lo mismo responsabilizar que culpabilizar. Cierto es que debemos educar a nuestros niños en lo que está bien y en lo que no, establecer normas y límites que les ayuden a comprender las consecuencias de sus acciones pero debemos hacerlo desde la responsabilidad y enseñar a hacer las cosas porque es correcto y no por obligación o miedo.
Algunos efectos negativos del sentimiento de culpabilidad en los niños

Los padres tenemos la obligación de tratar que el niño asuma las consecuencias de sus actos sin lastimar su autoestima. Pero si como padres nos pasamos el día resaltando errores, señalando lo mal que ha hecho tal o cual cosa crearemos niños inseguros que se sentirán culpables de no ser los niños que nosotros esperábamos tener. Hay que confiar en las capacidades de nuestros hijos.
A la larga, ellos evitarán tomar decisiones o ser espontáneos. Se sentirán temerosos y probablemente nos mentirán más para evitar nuevas reprimendas que les hagan sentir culpables. En definitiva, estaremos limitando a nuestros hijos, quienes cada vez tornarán más esquivos, sumisos y vulnerables. Se trata de educar admitiendo el error como parte de su desarrollo y camino.
Pensemos que al estar recriminando a un niño todo lo que hace mal acaba por lesionar gravemente su autoconcepto y su autoestima. Lo que produce un deterioro de sus habilidades sociales y consecuentemente un modo inadaptado de relacionarse con los demás y consigo mismo. En resumen, el sentimiento de culpabilidad es una emoción altamente destructiva y paralizante.
En consecuencia a lo anterior, debemos evitar decir a nuestros hijos frases de este estilo: 'otra vez por culpa tuya…', 'tú eres el causante de …', 'por tu culpa me siento …', 'si no eres bueno nadie te va a querer', … ya que todas estas frases solo alimentan el sentimiento de culpa y no llevan a nada porque no son educativas, ni pedagógicas ni emocionalmente aceptables.
8 tips para trabajar la culpa en los niños sin usarla NUNCA como castigo

Para ayudar a los pequeños a gestionar la culpa de manera saludable, hay que validar sus emociones y enseñarles a reparar el daño en lugar de castigarlos con reproches. Si el niño se equivoca, en lugar de decir 'todo es tu culpa', se puede decir '¿qué podríamos hacer para mejorar?'. Este enfoque ayuda a transformar la culpa en una nueva oportunidad de aprendizaje.
También es importante enseñar a los niños que todos cometemos errores y que pedir perdón o buscar soluciones alternas forman parte del crecimiento. Las conversaciones sobre las emociones, la lectura de cuentos cortos con moralejas y los ejemplos cotidianos son muy buenas herramientas para ayudarles a comprender que los errores no los hacen 'malos', sino humanos.
A continuación, te dejamos 8 tips para trabajar la culpa en tus hijos:
- Escucha sin juzgar y valida sus emociones
 - Ayúdales a identificar qué sienten y por qué
 - Enséñales a pedir perdón y reparar el daño
 - Evita frases que generen culpa o vergüenza
 - Refuerza sus logros y comportamientos positivos
 - Usa el error como una oportunidad de aprendizaje
 - Practica el perdón y el autocuidado emocional
 - Sé un ejemplo: reconoce tus errores con calma
 
Finalmente, evita frases que generen culpa, como 'me haces sentir mal' o 'ya ves lo que provocaste'. Mejor, usa mensajes que promuevan la reflexión: '¿cómo crees que se sintió tu amigo cuando hiciste eso?'. Además, enseña el valor del perdón, porque pedir perdón no significa debilidad, es reconocer el daño y querer repararlo de la mejor manera.
También, refuerza la empatía en tu hijo y haz que se ponga en el lugar del otro, pero jamás lo hagas responsable de las emociones o sentimientos ajenos, reconoce sus aciertos para que pueda equilibrar los momentos en que comete errores, recuerda que educar no es culpar: es acompañar en el proceso de aprender en la toma de decisiones responsables.
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Bibliografía
- Cao, C. (coordinadora) (2006) Desarrollo Social y Emocional de los Niños. California Childcare Health Program, Administrado por la University of California, San Francisco School of Nursing, Department of Family Health Care Nursing (ed.) Estados Unidos, pp. 1-58 Disponible en https://cchp.ucsf.edu/sites/g/files/tkssra181/f/15_CCHA_SP_SocialEmot_0606_v3.pdf