Cómo evitar que sufran los niños demasiado responsables y exigentes

Educar en la responsabilidad es muy positivo, pero sin caer en los excesos

Jimena Ocampo Lozano, Psicopedagoga
En este artículo
  1. Cuando los niños son demasiado responsables
  2. Frases y reacciones a evitar ante la 'falta de responsabilidad'

Una de las tareas complicadas a la hora de educar a los hijos, es la de la educar en la responsabilidad. La responsabilidad es hacerse cargo y comprometerse con las cosas que hacemos. Ser responsable no es lo mismo que ser obediente. Va más allá de hacer caso: es cuidar, es ser capaz de tomar decisiones y comprometernos con ellas, es aceptar las consecuencias de nuestros propios actos y decisiones...

Por lo tanto, la responsabilidad es un valor deseable, y no debemos preocuparnos si los niños son demasiado responsables y exigentes para su edad. Sin embargo, en ocasiones, hay niños que se muestran 'excesivamente responsables', y este exceso de responsabilidad puede dar lugar a situaciones desagradables para nuestros hijos.

Cuando los niños son demasiado responsables

Cuando los niños son demasiado responsables

Los niños excesivamente responsables son pequeños que se exigen demasiado, que se preocupan en exceso por las cosas que les rodean, e incluso sienten la necesidad de hacerse cargo también de otras personas y lo que sienten, generando en ellos sentimientos de culpa. Por ejemplo, si un día se olvidan algo en el colegio, y los padres nos enfadamos con ellos, pueden sentirse mal, culpables por hacer que nos enfademos y pensar que nos han fallado... Pueden mostrar, además, baja tolerancia a la frustración, al no llegar o no poder cumplir con las expectativas que se imponen.

Tenemos que enseñar al niño a ser responsable, pero sin caer en la excesiva exigencia, que puede llevarle a ser a su vez excesivamente crítico consigo mismo. Educar en la responsabilidad es enseñar a los niños a hacerse cargo de sus cosas, por ejemplo, de sus juguetes o de sus tareas, y aprender a asumir las consecuencias de no hacerse cargo de ellos.

Es importante que tengamos en cuenta la edad de los niños y no establecer responsabilidades por encima de lo que pueden dar por edad y maduración del niño. En definitiva, es tratar de que los niños vayan haciéndose cargo de sus decisiones y sus asuntos poco a poco, que vayan asumiendo compromisos paulatinamente, que aprendan a reconocer los errores que (todos) cometemos en algún momento. Esto es un aprendizaje y la confianza que los padres depositamos en ellos es fundamental.

Frases y reacciones a evitar ante la 'falta de responsabilidad'

¿Tienes niños demasiado responsables?

Algo importante que debemos tener en cuenta, es cómo reaccionamos los adultos ante estas 'faltas de responsabilidad'. A veces nuestra reacción resulta excesiva, y eso puede generar en el niño un sentimiento de culpa o de falta de confianza en sí mismo.

Si nuestro hijo se hace cargo de llevar un juguete al colegio, y lo pierde o lo olvida, hay que evitar reacciones del tipo 'si es que sabía que lo ibas a perder', 'eres muy poco responsable con tus cosas', etc. Lo único que consiguen frases como estas es que se sientan mal consigo mismos e incapaces. Simplemente hay que dejar que experimenten y que vivan las consecuencia de lo ocurridos (están enfadados o tristes), pero sin 'regañarles' por ello. El vivir esas experiencias les ayudará a aprender.

Es importante que los niños no confundan la responsabilidad que queremos fomentar en ellos, con la confianza y el cariño que les tenemos. Y para ello los adultos debemos rebajar la carga emocional de nuestras reacciones evitando respuestas del tipo: 'no se puede confiar en ti', 'sabía que no lo ibas a cumplir'. Al utilizar estos reproches estamos condicionando a ojos de los niños, el cariño a que cumplan nuestras expectativas y si no lo hacen les queremos un poco menos o dejamos de confiar en ellos.

Por lo tanto, no es grave que los niños sean responsables o demasiado responsables para su edad, lo importante es que esa responsabilidad no dé lugar a sentimientos o emociones como la culpa, la excesiva autoexigencia o a demasiada frustración cuando las cosas no salen como ellos quieren o como ellos creen que les tiene que salir.

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