Así cambia la pareja tras tener hijos - ¿Para bien o para mal?

Tener un bebé cambiará tu vida y la de tu pareja - Consejos para afrontarlo y mantener el equilibrio familiar

Fátima Gallardo, Terapeuta de pareja, familia y divorcio sano
En este artículo
  1. 9 cosas que los niños cambian en la relación de pareja
  2. Cómo mantener un equilibrio sano entre la pareja y los hijos

Si tienes pareja y vais a tener un hijo sabrás que os va a cambiar la vida, aunque seguramente no sabes muy bien cómo. ¿Cómo cambia la relación de pareja tras tener hijos? ¿Cambia para bien o cambia para mal? Es una de las transformaciones más grandes que podamos vivir los seres humanos. Y lejos de lo que podemos pensar, no siempre nos acercamos como pareja. Seguramente tengas miedo porque no sabes realmente qué situaciones pueden ocurrir y realmente no sabes a qué alarmas tienes que prestar atención.

Si esta es tu situación no te preocupes, en este artículo te describimos las claves más comunes a las que debes prestar atención y cómo puedes afrontarlas e incluso evitarlas en algunos casos. 

9 cosas que los niños cambian en la relación de pareja

Así cambia la relación de pareja tras tener hijos

1. Falta de sueño de los padres

Esta es la clave más común y que seguramente todos conocemos. La falta de sueño se convierte en el primer hándicap que atravesamos las parejas, sobre todo si acabamos de ser padres de nuestro primer hijo. La falta de horas de sueño, las discusiones por quién se levanta son totalmente normales con la llegada de nuestro hijo. Este hecho aunque conocido, conseguirá en muchas ocasiones que sintamos que estamos sin energía, irritados y sin paciencia.

2. Nos perdemos como individuos y como pareja

Una sensación muy común que sienten los progenitores con la llegada de un hijo, especialmente del primero, es la sensación de perdernos como individuos y como pareja. Es decir, muchos padres pueden sentir como la mamá que acaba de dar a luz, se vuelca en el bebé. Y por otra parte, la madre que acaba de dar a luz siente que su papel como mujer o pareja, deja de existir para centrarse solo en cuidar y alimentar a este nuevo ser. Esto a la larga puede pasarnos factura.

3. Dificultades a la hora de educar a los niños

Una de las tareas que deberían mandarnos cuando nos convertimos en padres es tener un acuerdo con nuestra pareja sobre los aspectos educativos que queremos llevar a la práctica. En muchas ocasiones el pensar que somos similares educacionalmente o que nos queremos mucho, parece que nos asegura que nuestros criterios educativos serán similares. Pero nada más lejos de la realidad. No hablar estos temas antes, traerá muchos quebraderos de cabeza.

4. Comunicación en pareja

La falta de comunicación con la llegada de un bebé es algo muy común. Y realmente es un motivo por el que deberíamos cuidar mucho más este aspecto. En ocasiones, la falta de tiempo para poder hablar tranquilamente, el cansancio del día, el enfado con nuestra pareja porque creemos que hace de menos o que muestra menor interés y la descoordinación en los horarios nos puede hacer, en muchos casos, sentir que nuestra comunicación se resiente.

5. Tiempo de calidad en pareja

Con la llegada de este nuevo pequeño, encontrar tiempo de calidad para estar en pareja parece casi imposible. De repente hay tantas cosas que hacer que nuestra percepción es que no hay tiempo. En ocasiones, el que uno se encargue del bebé durante un rato, mientras el otro puede ir avanzando en algunas tareas parece más una estrategia empresarial que una familia. Todo esto, claro, hace que el tiempo de calidad en pareja sea prácticamente inexistente.

6. Los hijos marcan los nuevos horarios y actividades diarias

Lógicamente, cuidar a un bebé que no se puede valer por sí mismo hace que nuestros horarios se adapten a su cuidado de forma constante. Y por tanto, nuestra libertad y autonomía para hacer cosas que antes hacíamos se ve totalmente modificada. En este sentido, los primeros meses suelen ser los más caóticos entre la falta de sueño, la cantidad de cosas que hay que hacer y el ajuste de nuestros horarios hace que tengamos la impresión de 'sobrevivir' en vez de 'vivir'.

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7. Cansancio a todas horas

Estar cansados todo el tiempo también es algo que llega con el nacimiento de un bebé. Seguramente esta sensación ya la sentíais cuando aún no erais padres, pero ahora parece que se acrecienta. Especialmente porque tenemos la impresión de que nunca podemos llegar a recuperarnos del todo. Y, en general, solemos estar demasiado cansados para cualquier cosa, hasta para preguntarnos '¿qué tal el día?'.

8. Reparto de tareas domésticas

Este es un gran caballo de batalla en las relaciones con hijos, y si estos son bebés mucho más. La percepción de compromiso en las tareas de la casa por ambos progenitores no suele ser muy similar. Y esto genera, la mayoría de las veces, muchas discusiones y en algunos casos cierto resentimiento en la relación. Aunque sabemos que las cosas están cambiando, aún la impresión de las parejas no es esta. En algunos casos, un miembro suele cargar más que el otro.

9. Relaciones físicas alteradas

Si has leído todos apartados anteriores, probablemente no te sonará raro si te decimos que las relaciones íntimas con nuestra pareja se ven alteradas con la llegada del bebé. Bien sea por la falta de sueño, bien por el cansancio, por la organización o incluso por algunas dinámicas de cuidado del bebé como pueda ser que este duerma con nosotros hace que las relaciones íntimas se vean alteradas sí o sí.

Cómo mantener un equilibrio sano entre la pareja y los hijos

Cómo mantener un equilibrio sano entre la pareja y los hijos

Muchos padres creen que la llegada del bebé les unirá más aún. Aunque la realidad nos demuestra otra cosa. Lo primero que tenemos que hacer es ser conscientes de esto. Tener esta actitud, nos hará estar más receptivos a los cambios y sobre todo a las demandas tanto propias como a las de nuestra pareja.

Una herramienta clave en estas situaciones es la comunicación. Es una pieza clave con nuestra pareja. Se hace imprescindible poder hablar de esta situación que estamos viviendo. Sería ideal que ambos podamos explicar cómo nos hace sentir esta situación y cómo nos gustaría cambiarla. Siempre pudiendo escuchar también a nuestra pareja.

Además, será necesario en estas propuestas poder en algunos casos ceder, en otros poner límites y en otros negociar. Siempre teniendo la impresión de que estamos equilibrados en estas tres opciones.

Para concluir, una de las ideas claves es aceptar las diferencias que tenemos a la hora de la crianza. Por mucho que seamos similares a nivel educacional o por mucho que nos queramos o por mucho que confiemos en el otro, somos diferentes y esto se va a notar a la hora de educar. Quizás uno va a tender a ser el más normativo y el otro más juguetón, papeles que pueden generarnos malestar si los mantenemos en el tiempo. Por eso, es necesario aceptar que nuestra pareja puede hacer cosas diferentes y no por eso están mal.

Una clave para poder hacer estos cambios y convertir esto en realidad es no perder el foco y saber que si conseguimos un cierto nivel de bienestar individual y también de pareja, repercutirá, sí o sí, en toda la familia. Ya que todos sabemos que si continuamos con esta dinámica que nos genera malestar tarde o temprano nuestra familia se va a resentir y puede pasarnos factura.

Esperamos que este artículo te haya gustado y sobre todo te haya ayudado. Seguramente te hayas identificado con algunas de estas situaciones o con todas y saber cómo cambiarlo te ha dado mucha fuerza para hacer esos cambios que veas necesario.

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