Cómo las emociones de los niños pueden influir en su alimentación

Ante la imposibilidad de gestionar sus emociones, los niños pueden tratar de silenciarlas con la comida

Fran Sabal, Nutricionista
En este artículo
  1. La relación entre las emociones de los niños y la alimentación
  2. El hambre emocional y la obesidad infantil
  3. Cómo enseñar a los niños a gestionar sus emociones

Las emociones de los niños forman parte de su día a día, por ello, es importante enseñarles a diferenciarlas y escucharlas para que no desemboquen en conductas negativas. La terapia cognitiva conductual explica que según cómo pensamos, sentimos; según cómo sentimos, actuamos; y según cómo actuamos serán nuestros resultados. ¿Y esto de las emociones qué tiene que ver con la alimentación infantil?

Es posible que hayas escuchado hablar del término nutrición emocional, que hace alusión a nuestro cuerpo pero también a nuestras emociones y sentimientos. Y es que no se puede entender una cosa sin la otra. En ocasiones, los niños tienden a silenciar sus emociones comiendo porque se sienten incapaces de gestionarlas, lo que repercute en su salud, pero también en su relación con la alimentación.

La relación entre las emociones de los niños y la alimentación

Las emociones de los niños y su alimentación

Es importante que los niños aprendan modelos de referencia que les enseñen a gestionar sus emociones. Las emociones forman parte de nosotros y es importante comprenderlas para poder convivir en armonía con ellas. Es muy frecuente que se les enseñe a los niños que hay emociones buenas y malas; cuando lo más apropiado sería identificarlas solo como emociones y así no generar un juicio de lo que están sintiendo.

A su vez, es importante que observen qué están sintiendo, incluso aunque sean emociones incómodas y que no busquen acallarlas lo más rápido posible. Por lo general, cuando quieren huir de lo que están sintiendo, recurren a la comida, sobretodo, a la que es alta en grasas y azúcares, debido a su facilidad para adquirirla y, porque a nivel cerebral, está comprobado que la comida produce la misma reacción de 'felicidad' y 'evasión de la sensación presente', al igual que las drogas o el tabaco.

La serotonina es el neurotransmisor que contribuye al bienestar y la felicidad, pero dejarse llevar por esta sensación tan puntual mediante el consumo de alimentos no beneficia ni a la mente ni a la salud, puesto que su efecto dura aproximadamente 3 minutos. Esto implica que el niño necesitará comer cada vez más, y más seguido, para conseguir sentirse en calma por un periodo de tiempo.

Esta hambre emocional que le ocurre a los niños, es algo más habitual de lo que parece y en muchos casos es consecuencia de lo que ven en su entorno. Es importante que los adultos enseñen a los niños que la comida no soluciona los problemas ni calma las emociones que nos hacen sentir incómodos. No podemos olvidar, que la función de la comida es nutrirnos.

El hambre emocional y la obesidad infantil

Obesidad infantil y las emociones de los niños

Otro de los factores que conlleva el hecho de silenciar las emociones con la comida, es que la mayoría de las veces, los niños recurren a alimentos ultraprocesados, muy calóricos, con altos niveles de azúcares refinados, que son poco nutritivos y repercuten directamente sobre su salud.

Para hacernos a una idea, en España, según un estudio de la Iniciativa Europea de Vigilancia de la Obesidad Infantil de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alrededor del 40% de los pequeños tienen sobrepeso u obesidad. Estos datos significativos deberían servir para tomar conciencia sobre qué está pasando con la alimentación de nuestros hijos, pero también sobre qué tipo de relación están formando con la comida y cómo las emociones están influyendo en ello.

No podemos obviar, tal y como se menciona en el estudio sobre Obesidad de la Asociación Española de Pediatría (por los investigadores de la Universidad de Zaragoza y Valladolid Luis A. Moreno y Margarita Alonso), que la obesidad infantil puede dar lugar a complicaciones como edad ósea avanzada, apnea del sueño, hipertensión, diabetes, dificultad para las relaciones sociales, etc.

Cómo enseñar a los niños a gestionar sus emociones

Enseñar a los niños a gestionar sus emociones

Para que los niños aprendan a gestionar sus emociones, y aprendan a diferenciar el hambre real del hambre emocional, hay que mantener una relación de confianza con ellos. Dedicarles tiempo para saber cómo se sienten es muy efectivo. De esta forma liberan sus sentimientos, definen sus emociones y gracias a que las comparten, pueden trabajarlas mejor.

Una forma muy entretenida de comenzar a enseñarle las emociones a los niños es ver con ellos películas infantiles que hablen de gestión emocional de manera sencilla, como por ejemplo 'Inside out' o 'Del revés'. Así tus hijos podrán comenzar a reconocer las emociones y luego les será más fácil expresar lo que sienten. De hecho, cuando los observes inquietos, puedes preguntarles si se sienten como algún personaje de la película y así indagar en sus emociones.

También es importante cultivar actividades que les ayuden a calmar la mente. Existen numerosos cursos y vídeos de mindfulness para niños, yoga infantil, mandalas para hacer con niños, entre otros, que sirven para darles pautas y ayudarles a gestionar sus emociones de una forma muy positiva.

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