Tratamiento de la displasia de cadera en bebés

Cómo hay que tratar la displasia de cadera en bebés

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En este artículo
  1. Cómo se trata la displasia de cadera en bebés
  2. Diagnóstico de la displasia de cadera

La displasia de cadera en bebés recién nacidos consiste en un desplazamiento hacia fuera de la cabeza del fémur y se produce cuando la cabeza del hueso del fémur y la cavidad de la pelvis donde éste se aloja, no encajan de una manera correcta.

En algunos casos, los más graves, el hueso se coloca fuera de su posición natural de forma permanente (cadera luxada).  La corrección o el tratamiento de la displasia de cadera es más efectivo cuando se detecta de forma precoz.

Cómo se trata la displasia de cadera en bebés

Cómo tratar la displasia de cadera en bebés

Corregir esta malformación congénita es sencillo sobre todo cuando se detecta de manera precoz después del nacimiento del bebé. Los tratamientos varían en función de la gravedad del caso y de la edad del niño.

- Displasia leve. Para mantener el fémur dentro la cavidad del hueso de la cadera se suele poner un doble pañal cruzado al bebé para que mantenga las piernas abiertas, cuando la displasia es leve. También se recomienda un tratamiento postural como, por ejemplo, llevar al bebé a horcajadas y que duerma boca arriba con las piernas abiertas para intentar que el hueso vuelva a colocarse naturalmente en su sitio.

- Displasia media o grave. Si la displasia es media o grave, se suelen utilizar prótesis blandas o rígidas u otros tratamientos como el arnés de Pavlik, que consiste en unas correas que mantienen las caderas en flexión de cien grados para reducir la luxación. Antes de los seis meses, no es necesario que se traten ortopédicamente todos los casos. Los recién nacidos pueden recuperarse con maniobras positivas. Si los tratamientos ortopédicos no corrigen la luxación, la cirugía puede ser la última solución.

Diagnóstico de la displasia de cadera

El diagnóstico precoz es fundamental para comenzar con el tratamiento antes de que el bebé comience a gatear y a ponerse de pie. Si no se trata la displasia de cadera antes de que el niño empiece a caminar, puede dar lugar a problemas más graves como una cojera irreversible, lesiones en los huesos, asimetría de las piernas o artrosis precoz de cadera.

En algunos casos, hasta que el niño empieza a andar no se detectan síntomas de la displasia de cadera a pesar de haber dado negativo en las revisiones pediátricas. Un retraso en el inicio de la marcha, cojera al andar o una forma de caminar inestable (más inestable de lo normal en un bebé que empieza a andar) puede indicar una dislocación.

Marisol Nuevo

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