Claves para recuperar los hábitos perdidos por los niños según su edad

Ayudar a los niños a recuperar la normalidad y las rutinas tras vivir el confinamiento o aislamiento

Melina Núñez Martín, Psicóloga general sanitaria
En este artículo
  1. Recuperar los hábitos perdidos con los niños de 2 a 5 años
  2. Cómo retomar la normalidad y las rutinas con los niños de 6 a 12 años
  3. Cómo se adaptan a los cambios los adolescentes de 13 a 18 años

En ocasiones, la vida da un vuelco y nos obliga a adaptarnos a nuevas circunstancias, algunas de ellas más complicadas. Sin embargo, llega un momento en el que todo vuelve a la normalidad, si bien a veces tenemos que hablar de una nueva normalidad porque ya nada vuelve a ser como antes. Es lo que ha ocurrido con la cuarentena y confinamiento por coronavirus, que tras llegar a su final nos obliga a retomar o recuperar los hábitos perdidos por los niños y por nosotros mismos.

¿Qué pautas debemos tener en cuenta con los niños, según su edad, para que la vuelta a la normalidad y las rutinas cotidianas sea lo más eficaz posible?

Recuperar los hábitos perdidos con los niños de 2 a 5 años

Recuperar los hábitos perdidos con los niños

Aunque parezca extraño, posiblemente, los niños más pequeños sean aquellos a los que más les cueste volver a la normalidad. ¿Por qué? Muy sencillo. Porque esta vuelta a la normalidad nos llevará algunos meses, será muy paulatina y algunos de ellos, no sabrán distinguir qué era lo normal y qué no.

Debido a las características de la memoria en esas edades, puede que no recuerden cómo convivíamos antes y puede ser que acepten algunos comportamientos como 'normales' cuando no lo son. Por ejemplo, al haberse tenido que acostumbrar a la convivencia con una enfermedad contagiosa que requiere aumentar la higiene, puede darse el caso pueden decirnos frases como 'La barandilla no se puede tocar' o 'Mi mamá dice que no se pueden dar abrazos'.

Por lo que, es muy importante mantener conversaciones con ellos en las que vayamos haciendo énfasis en los comportamientos que hacemos ahora y que no suelen ser 'normales' para que vayan asimilando esos cambios.

Por ejemplo, 'Ahora no podemos compartir nuestros juguetes con los otros niños, pero cuando pasen unos días, podremos dejárselos un ratito'. Siempre desde un lenguaje sencillo y adaptado a su edad. Con ello, queremos decir que es bueno hablar abiertamente del tema con los más pequeños y mostrando tranquilidad, pero intentando no saturarles con información o normas excesivas.

Cómo retomar la normalidad y las rutinas con los niños de 6 a 12 años

La normalidad y rutinas de siempre para los niños

A estas edades, los niños tienen mayor capacidad de razonamiento y comprensión y por tanto, también una mayor capacidad de adaptación. Son más conscientes de la situación, y por ello, será importante resolver todas las dudas que le puedan surgir, escucharles y permitirles que expresen sus emociones.

Por ejemplo, cuando le decimos a un niño de esta edad que no puede juntarse a jugar con otros porque así lo marcan las pautas de aislamiento y el niño se enfada, no sirve de nada decirle 'no te enfades'. Para él, ese nuevo límite es injusto y tiene derecho a mostrar su frustración.

Es preferible hablar con él, validar su emoción y proponer o buscar una alternativa entre los dos: 'Entiendo cómo te sientes. Lo sé, es injusto. A mí también me gustaría echar un partido con vosotros, pero ahora no podemos. No te preocupes, que cuando esto pase, vamos a organizar los dos un partido, ¿qué te parece?'.

Cómo se adaptan a los cambios los adolescentes de 13 a 18 años

Adaptación a los cambios por los adolescentes

Al igual que los niños de 6 a 12 años, los adolescentes son aún más conscientes de la situación, pero debido a la etapa evolutiva en la que se encuentran y sus características, suelen mostrarse más reticentes a seguir las normas, quieren mayor autonomía y prefieren pasar más tiempo con sus iguales que con sus padres. Sin embargo, se puede dar la situación en la que haya cierta confrontación entre lo que quiero hacer y lo que me permiten hacer. Por lo que, suele desembocar en ciertos conflictos en casa.

Del mismo modo, es importante escucharles, validar sus emociones y en estos casos, negociar (siempre que sea posible). La imposición suele terminar en conflictos familiares. Siempre teniendo en cuenta las recomendaciones de las autoridades sanitarias de nuestra región, es recomendable que los adolescentes puedan tener contacto con sus amigos. Esto se debe a que en la etapa de la adolescencia, el ámbito social es un pilar clave en su desarrollo. Ese momento con los amigos será un gran momento de desahogo emocional y desconexión.

A todo esto, para que los niños puedan retomar o recuperar los hábitos y las rutinas que antes teníamos sin mayor dificultad, debemos tranquilizarles, darles apoyo para gestionar sus emociones y enseñarles a través del ejemplo.

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