Cuando un niño tiene una rabieta, esto es lo que pasa en su cerebro

Cómo acompañar a tus hijos cuando tengan un berrinche o se enojen

Beatriz Martínez, Maestra y Periodista
Revisado por Marta Romo, Pedagoga
En este artículo
  1. El cerebro de los niños cuando tienen una rabieta
  2. Cómo acompañar a tus hijos cuando tienen un berrinche

¿Sabías que niños y niñas necesitan a nivel emocional tener rabietas y berrinches? Lo que no es tan fácil para los padres es saber gestionar correctamente esta explosión de sentimientos que muchas veces llega sin avisar. ¿Qué pasa en el cerebro infantil cuando los niños tiene una rabieta? ¿De qué modo le afecta llorar tanto rato sin parar?

El niño llora, grita, patalea, se tira al suelo, puede pegarse, darse golpes contra el suelo, decir palabras hirientes, aislarse... ¿Te suena? Cuando un niño o niña tiene una rabieta en su cerebro se produce unos cambios que hoy vamos a analizar, el primero de ellos, que sienten una pérdida de control: después de la rabieta viene la tristeza. La pedagoga Marta Romo nos ayuda a comprenderlo.

El cerebro de los niños cuando tienen una rabieta

El cerebro de los niños cuando tienen una rabieta

Para tranquilidad de padres y madres, lo primero que debemos decir es que los berrinches son totalmente normales, necesarios incluso para el correcto desarrollo emocional de los niños, ya que están formando su identidad. Por eso, sea tu hijo de rabietas o no (todos los niños pasan por estas etapas, unos con más intensidad que otros) no has de alarmarte pues se trata de algo normal. 

Como te decíamos ante, la corteza cerebral de tu hijo o hija, que es la que le permite mantener la atención sobre algo, se está empezando a desarrollar. No así la parte de su cerebro que le permite controlar las emociones. Por eso, cuando llega la explosión de emociones, el niño se siente perdido, ¡lo primero que necesita de ti es que le abraces o comprendas para volver a recuperar su control!

El sistema simpático se activa y por eso necesita moverse mucho, he ahí la razón por la que a veces los niños gritan, patalean, se tiran al suelo o incluso pegan y arrojan cosas. Ese estallido tiene que salir por algún sitio, algo parecido a lo que sentimos los adultos que bien sabemos tirar de otros recursos como salir a dar un paseo o a tomar un poco de aire fresco. 

Cómo acompañar a tus hijos cuando tienen un berrinche

Los berrinches infantiles y su cerebro

Ahora que ya sabemos qué es lo que sucede en el cerebro infantil cuando los niños tienen una rabieta, lo tendremos mucho más fácil para ayudarle a gestionar sus emociones antes, durante y después de este proceso. 

1. Ponte en el lugar de tu hijo, ¿cómo te sentirías tú?

Las rabietas de los niños nos incomodan mucho a los padres, sobre todo cuando ocurren en público, te pueden las prisas para llegar a tiempo al trabajo o te sientes cansado al final del día y lo único que necesitas es un momento de tranquilidad.

No obstante, el primer consejo de todos es que te muestres tranquilo y sereno y que trates de ponerte en el lugar de tu hijo: él no quiere tener una rabieta, simplemente es que no sabe qué hacer con ese barullo de sentimientos que nota en su interior.

2. Conecta con tu hijo 

Una vez nuestro hijo o hija esté calmado, podemos hablar del comportamiento que ha tenido, ir a la raíz de la rabieta y buscar juntos soluciones. Recuerda que de nada te va a servir si tratas estos temas cuando aún está nervioso y agitado.

Lo primero de todo es tratar de que se calme bien ofreciéndole un abrazo o bien dejándole un poco de espacio. Mira a tu hijo a los ojos y descubrirás qué es lo que necesita en ese preciso instante de rabieta en el que tanta falta le hace que tú estés ahí para él o ella.

3. Ocúpate también de tus propios sentimientos 

Qué fácil es dejarse contagiar por el mal humor, ¿verdad? No ponerte a gritar tú también o a caer en el tópico de las regañinas y las charlas interminables... Pero, como ya te estarás imaginando, la cosa no va solo de ayudar al pequeño a gestionar sus emociones, tú mismo tendrás que hacer acopio de buen humor y de tranquilidad, es decir, de calmar tu enfado y tu irritación.

Para ello, si tienes la oportunidad, aléjate unos instantes de tu hijo que está en una rabieta; te ayudará a pensar con más calma. Recuerda que los estados emocionales son contagiosos, no se trata de que a ti se te pegue la rabieta de tu hijo, sino de que tú le transmitas a él serenidad. Cuanto más te centres en calmarte a ti y a él menos durarán las rabietas en el tiempo y menor intensidad irán teniendo.

Qué pasa en el cerebro de los niños al tener una rabieta

4. Busca un momento distendido para hablar con tu hijo 

Ahora sí, una vez que estamos todos calmados, podemos empezar a hablar sobre el berrinche. Pero no tiene por qué ser justo cuando ya haya pasado el enojo, también es una buena opción buscar un momento distendido: un paseo en familia, a la vuelta del colegio... Se trata de comentar juntos qué fue lo que pasó el otro día y qué soluciones podemos llevar a cabo (utiliza frases y preguntas cortas para que le sea más fácil) para que todos disfrutemos de un buen clima familiar. Lo que estaremos haciendo con esto es aprovechar esas rabietas para su propio desarrollo y aprendizaje.  

5. Usa todos los recursos que tengas a tu alcance 

Para ayudar a los hijos a que entiendan sus emociones y que las expresen correctamente, algo clave para que las rabietas poco a poco vayan cayendo en el olvido, no solo utilizaremos las charlas de tú a tú, sino que también podremos valernos de otros maravillosos recursos como son los cuentos, las tablas con normas y acuerdos de convivencia, así como distintas técnicas de relajación: manualidades, posturas de yoga...

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