6 consejos para padres de niños poco sociables y ariscos con los demás
¿Sois de los padres que se quejan de que sus niños son antipáticos y ariscos con los demás?
- El temperamento, el carácter y la personalidad se forman en la infancia
- 6 consejos útiles que ayudarán a los padres de niños poco sociables
- Importancia de no etiquetar al niño con base a su relación con los demás
- ¿Por qué mi hijo es arisco? El verdadero origen de la antipatía en los niños
Muchas veces podemos ver cómo el niño frunce el ceño, se cruza de brazos, fija la mirada en un punto distante cuando le hablamos, se impacienta enseguida, se tira al suelo y grita cuando se le establece un límite. Teniendo este tipo de conductas y actitudes 'poco sociales', el pequeño consigue generar el rechazo de aquellos con quienes interactúa. Son conocidos por la etiqueta de antipáticos, pero ¿qué hacer? Aquí, consejos para padres de niños poco sociables y ariscos con los demás.
El temperamento, el carácter y la personalidad se forman en la infancia

Los niños poco sociables muestran conductas recurrentes: prefieren jugar solos, evitan el contacto físico o visual, se frustran ante los cambios, y tienden a ser reservados y poco expresivos con desconocidos. Es importante recalcar que no todos los niños en apariencia extrovertidos son felices ni todos los tímidos son infelices: cada uno tiene su propio ritmo de apertura con los demás.
En el desarrollo evolutivo del niño es importantísimo fijarse en los factores genéticos con los que nace y el ambiente en el que se desenvuelve a lo largo del ciclo vital. Así, el temperamento del niño será configurado por esa herencia genética que el niño trae al nacer, que está relacionado con:
- La habilidad que tiene el pequeño para adaptarse
- El estado de ánimo
Después, y gracias al contacto que el niño tiene con su entorno, empieza a formar su carácter. Así, la educación y la cultura que el niño reciba de su entorno familiar, de los amigos y el colegio influirán en la base temperamental con la que nace. De este modo, el temperamento y el carácter del niño serán los que configurarán su personalidad. Por tanto, que el niño sea antipático no es cuestión de si es malo o es bueno. Simplemente el niño es como es.
6 consejos útiles que ayudarán a los padres de niños poco sociables

Para poder ayudar a sus pequeños, los padres pueden apoyar a sus hijos siguiendo estos 6 consejos:
1. Pensar que ser 'antipático' no está ni bien ni mal
Ten claro que es solo una expresión de frustración. Los adultos deben evitar decir. 'no seas antipático', 'no grites'. En cambio, hay que indicarle que la frustración es una emoción que podemos sentir, pero que cuando la sintamos debemos desahogarla en un lugar donde no afecte a terceros ni a ellos mismos. Ayuda mucho enseñarles palabras para expresar cómo se sienten y validar esas emociones sin juzgar.
2. No dejarse intimidar por las pataletas
Tampoco por sus berrinches o enfado. Si ellos sienten que intimidan, entonces habrán ganado su batalla. Como padres debemos ser firmes, nunca duros. La firmeza consiste en tener en mente lo que se va a hacer, y proceder con el niño aunque el pequeño esté en caos. El padre debe mostrar que tiene el control de la situación. La calma del adulto es el mejor ejemplo de autocontrol.
3. Hay que enseñarles límites a los niños
Y con ellos rutinas bien definidas para que sientan seguridad. Los límites claros dan estructura, y la estructura genera confianza, lo que favorece su apertura hacia los demás. Un pequeño que crece sin límites, será un niño tirano o que no sabrá cómo autorregularse con los demás, lo que incluye ser antipático, déspota o tirano. Los límites y las rutinas son sanos para todos los niños.

4. Se debe cultivar la empatía con ellos
Cuando los niños sean violentos o bordes, hay que esperar a que se les pase y después hacerles ver con preguntas las consecuencias de sus acciones. En este punto, es bueno fomentar juegos de rol, la lectura de cuentos cortos o el ver películas que muestren emociones distintas en los protagonistas, ya que esto también ayuda a que comprendan cómo se sienten los demás.
5. Evitar autoetiquetarse o sentir culpa
Los padres de un niño etiquetado como 'antipático' no deben culparse pensando que se debe a que ellos lo están haciendo mal. Cada niño tiene su propio ritmo social y compararlo con otros solo genera presión y rechazo. Lo importante es acompañar sin forzar para que el pequeño tenga la apertura necesaria con quienes le rodean y se sienta parte de su círculo social.
6. Desarrollar las estrategias adecuadas para cada niño
Porque lo que vale para un niño puede no valer para otro. Así que habrá que tratarles de forma distinta y observar qué situaciones lo ponen más cómodo o más nervioso, ya que esto permite adaptar las acciones sociales a su personalidad. Incluso entre hermanos la probabilidad de que se comporten igual es baja, por lo que cada uno necesita sus propias acciones al tratarlos.
Importancia de no etiquetar al niño con base a su relación con los demás

Los niños no nacen 'no simpáticos', sino que van desarrollando ciertas conductas en función de su entorno y experiencias tempranas. Algunos factores que pueden llegar a influir son la sobreprotección, la falta de oportunidades de juego con otros niños (por no tener a nadie de la misma edad), experiencias negativas con figuras de autoridad o cambios bruscos en el entorno familiar.
También juegan un papel fundamental la timidez heredada, la baja autoestima o la dificultad para expresar sus emociones, ya que pueden hacer que el niño se retraiga socialmente. Por eso, la clave está en acompañarlos con paciencia, sin etiquetarlos como ariscos o déspotas. Las etiquetas son un juicio de valor que coarta su personalidad al focalizarla en una sola característica.
Cuando los adultos se refieren a los niños destacando alguna de las conductas repetitivas, molestas, mal vistas socialmente o en las que destacan, lo que hacen es usar etiquetas. Usar la etiqueta de antipático aunque sea sin mala intención, hace que el niño se encasille. Es decir, el pequeño asume que es así y se siente limitado por sus defectos a habilidades.
Esto puede condicionar su conducta, además de generar un problema de identidad en el niño y contribuir a que el pequeño tenga una baja autoestima. Para ello, nada como una serie de actividades y juegos para fomentar la socialización en el niño:
- Realicen juegos cooperativos como construir algo en grupo o superar retos.
- Hagan dinámicas de presentación como 'el juego de los nombres' o 'encuentra a alguien que…', para que pierda el miedo de hablar con alguien
- Opten por actividades deportivas grupales donde se practique la colaboración
- Lleven a cabo juegos simbólicos para practicar los turnos y la empatía
- Lean cuentos cortos o vean películas sobre la amistad y el trabajo en equipo
- Vayan a espacios de convivencia (parques, talleres, actividades artísticas) donde tu hijo aprenda a interactuar sin presión
¿Por qué mi hijo es arisco? El verdadero origen de la antipatía en los niños

El niño no es 'antipático' por que sí. Si se comporta de una determinada manera es por alguna causa. En este caso, los niños suelen ser etiquetados de antipáticos porque se sienten enfadados y es su manera de expresarlo. La rabia es una de las emociones que más desequilibrio causa en las personas y si el niño se siente frustrado y parece antipático puede ser que se sienta falto de límites.
También puede ser que se sienta inseguro o esté confundido sentimentalmente, así como pueden influir la falta de habilidades sociales, ansiedad hacia los grupos nutridos o el cansancio emocional. En ocasiones, el exceso de estímulos, la falta de sueño o incluso la hiperactividad hacen que el pequeño se muestre mucho más irritable o reservado con los demás.
Es importante saber que debido al temperamento con el que los niños nacen hace que no sean un 'libro blanco' en que los padres puedan ir escribiendo. Los factores genéticos se encargan de que ese libro ya venga empezado y los padres tengan que completarlo. Por eso, cuando un niño parece arisco o distante, en realidad está comunicando algo que no sabe expresar con palabras.
De hecho, puede estar reclamando atención, protección o sentirse comprendido. Los niños no nacen con antipatía, sino que la desarrollan como una forma de defensa frente a entornos amenazantes o muy exigentes. Por eso, más que corregirlos, hay que ayudarles a poner nombre a lo que sienten y ofrecerles un entorno emocional seguro donde se sientan aceptados y valorados.
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Bibliografía
- Barcos Moya, N. (2020) Desarrollo de la personalidad en la primera infancia (0-6 años). Trabajo Fin de Grado. Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación. Campus de Huesca, Universidad de Zaragoza (ed.) España, pp. 1-42 Disponible en https://zaguan.unizar.es/record/98070/files/TAZ-TFG-2020-2533.pdf