Técnica del semáforo para enseñar a los niños a regular sus emociones

La educación emocional enseña a tu hijo a gestionar las emociones desagradables como la frustración

Mayte Helguera, Psicóloga
En este artículo
  1. No hay emociones positivas y emociones negativas
  2. Lo primero, ayudar a los niños a reconocer sus emociones
  3. La técnica del semáforo para que los niños aprendan a regular sus emociones
  4. La importancia de conectar con nuestras emociones

'Sigue a tu corazón pero lleva contigo a tu cerebro', Alfred Adler, médico. El ser humano está diseñado para sentir, no podemos dejar de hacerlo, es algo que sencillamente sucede en nosotros de forma permanente. Esta capacidad para sentir incluye emociones expansivas, agradables… y también incluye aquellas que nos contraen, nos hacen sufrir y conllevan sensaciones fisiológicas a veces complejas y desagradables. Para que los niños aprendan a regular estas emociones, te proponemos la técnica del semáforo.

No hay emociones positivas y emociones negativas

La técnica del semáforo para las emociones de los niños

En ocasiones se emplean de forma didáctica los términos 'emociones positivas', para aquellas que nos resulta agradables, y 'emociones negativas', para las que nos hacen sentir incómodos. Sin embargo técnicamente todas son 'buenas' en tanto en cuanto tienen una función, sirven para algo, en el sentido más práctico de la palabra.

Sentir nos moviliza, nos impulsa, nos hace tomar decisiones, nos permite tomar conciencia…. Por eso es importante invertir en el desarrollo de la inteligencia emocional para saber optimizar nuestra maravillosa capacidad de sentir y, sobre todo, para no tener miedo a las emociones que menos nos gustan.

Lo primero, ayudar a los niños a reconocer sus emociones

Enseñar a tu hijo a conocer sus emociones

Lo primero es reconocer la emoción, diferenciarla, acotarla y nombrarla. El cuerpo nos ayuda en este paso porque las emociones se alojan en él y manifiestan señales bastante claras si aprendemos a escucharlas. Lo son especialmente en el caso de emociones intensas como la frustración, la ira, el miedo o la ansiedad. Por ejemplo, en el caso de la ira estas señales son:

  • Calor en el rostro
  • Tensión en las extremidades
  • Aceleración cardiaca
  • Respiración agitada

Estas sensaciones serán tímidas en un primer momento y se irán haciendo más intensas si no reparamos en ellas y ponemos en marcha estrategias de regulación emocional. Tanto es así que podrían llegar a generar desbordamiento, provocando comportamientos destructivos para uno mismo y para los demás.

Es importante remarcar que la emoción, sea cual sea, no es ni buena ni mala. Lo que sí puede ser reprobable es lo que hagamos con ella: si son comportamientos destructivos para las cosas, otras personas y/o uno mismo.

Para trabajar la regulación emocional hay muchos ejercicios que podemos hacer. Aquí te proponemos la técnica del semáforo, que a través de la familiar imagen de un semáforo va a facilitar incorporar estrategias para el buen manejo de las emociones.

La técnica del semáforo para que los niños aprendan a regular sus emociones

La técnica del semáforo de la regulación emocional

El semáforo tiene tres pasos bien diferenciados:

1. El semáforo en rojo: PARAR
Nuestro semáforo se pondrá en rojo cuando reconozcamos que tenemos una de esas emociones contractivas, densas o desagradables. Es el momento de detenernos, de PARAR. Ese parar nos permite tomar conciencia de lo que estamos sintiendo.

Recordemos que para que esto suceda tenemos que tener bien entrenada la atención a las señales que el cuerpo, a través de sus sensaciones, nos está transmitiendo. En este momento nos vendrá bien respirar profundo unas cuantas veces.

2. Si el semáforo está en ámbar: PENSAR
El semáforo se iluminará en ámbar cuando habiendo parado, somos capaces de pensar sobre la situación, interiorizarnos un instante y tomar conciencia de cuál es la mejor manera de responder ante el desafío que suponga lo que está pasando y lo que estamos sintiendo.

3. Con el semáforo en verde: ACTUAR
Por último, el semáforo se pondrá verde cuando habiendo parado y pensado, somos capaces de seguir adelante afrontando la situación de la mejor manera.

Teniendo en cuenta estos tres pasos, le pediremos a nuestro hijo que dibuje y coloree un semáforo con los tres colores. Lo colocaremos en un lugar que el niño pueda acceder. De esta forma, cuando queramos que sea consciente y regule sus emociones, le pediremos que visualice el semáforo que ha dibujado y pase por los distintos colores.

La importancia de conectar con nuestras emociones

Regular las emociones con la técnica del semáforo

Hay que aclarar que la regulación emocional no busca en absoluto la anestesia emocional, taponar, impedir o negar ninguna emoción por desagradable que esta sea. Dejemos bien claro que estamos diseñados para sentir, que esta cualidad nos define y nos conecta directamente con la VIDA. Sí que busca legitimar la emoción, acogerla, sostenerla…. y a partir de ahí manejarla de la mejor forma.

No se me ocurre otra forma mejor para explicarlo que recurrir al poema de Rumi, poeta sufí del s. XIII, titulado 'La casa de los huéspedes'

El ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana un nuevo recién llegado.
Una alegría, una tristeza, una maldad
Cierta conciencia momentánea llega
Como un visitante inesperado.
 
¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
Que vacían tu casa con violencia
Aún así, trata a cada huésped con honor
Puede estar creándote el espacio
Para un nuevo deleite
 
Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia,
Recíbelos en la puerta riendo
E invítalos a entrar
Sé agradecido con quien quiera que venga
Porque cada uno ha sido enviado
Como un guía del más allá.

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