Gritar a los niños para que estudien o hagan sus deberes les bloquea

Los gritos al hacer los deberes bloquean el cerebro infantil (y así no puede aprender)

Manuel Antonio Fernández, Neuropediatra
En este artículo
  1. ¿Sueles gritar a tus hijos cuando estudian o hacen los deberes?
  2. Subir el tono de voz para llamar la atención de tus hijos
  3. Cómo evitar que el cerebro de los niños se bloquee al hacer los deberes

Ponte en el contexto, estás trabajando en la oficina y, de buenas a primeras, tu jefe te levanta la voz y te pone en evidencia delante de los demás. O estás trabajando desde casa y te entra una videollamada de tu supervisor para llamarte la atención. ¿Cómo te sentirías? Seguro que enfadada, frustrada y, lo que es aún peor, bloqueada para continuar con tu tarea. ¡Pues es justo lo que le sucede a los niños cuando les gritamos para que hagan los deberes o estudien!

¿Qué hacer para motivarles y llamar su atención y que no hacer si queremos que aprendan y saquen buenas notas? ¿Cómo podemos hacer para animarles en lugar de bloquearles con gritos? Vamos a conocer más sobre cómo afectan los gritos al cerebro de nuestros hijos.

¿Sueles gritar a tus hijos cuando estudian o hacen los deberes?

Cuando gritamos a los niños para que estudien o hagan los deberes

Seguro a ti también te pasa esto, les dices a tus hijos, desde la calma y el optimismo, que se pongan con los deberes y los ejercicios que tienen como tarea para ese día o que estudien la lección para el examen del próximo lunes. Se ponen manos a la obra pero, a los pocos minutos, están tan distraídos y despistados que no saben ni por dónde iban. Entonces tú te enojas, gritas y les amenazas: 'vais a suspender', 'ya estáis otra vez igual', 'veréis mañana cuando lleguéis a clase'. ¿Qué le pasa a un niño cuando le gritas? Pues lo mismo que a los adultos, ¡se bloquea!

Más de una vez (y más de dos) los padres nos ponemos nerviosos cuando vemos que nuestros hijos no avanzan con la tarea escolar, tenemos que repetir una y otra vez lo mismo y, al final, acabamos gritando y hablando con malos modos. Esto, a continuación, nos lleva a arrepentirnos (porque no es el tipo de crianza que queremos ejercer con nuestros hijos) e, incluso, nos sentimos culpables.

Estos comportamientos continuados, como los gritos bruscos o las amenazas, lo que hacen en verdad es que se active la zona del cerebro infantil del miedo y la ansiedad. Dicho de otro modo, los niños se ponen en alerta, por lo tanto, el proceso natural del aprendizaje se estanca: dejan de tener capacidad de atención sostenida en el tiempo y también se bloquea su capacidad de procesamiento, ¡justo lo contrario a lo que pretendíamos!

Cuando un niño oye que sus padres elevan la voz, su cerebro se satura a corto plazo, es decir, deja de atender y se adentra en la zona del miedo y la inseguridad; pero es que, además, a largo plazo, los gritos también tiene sus repercusiones emocionales. Tus hijos, cuando se hagan mayores, recordarán parte de su infancia entre chillidos; te visualizarán a ti hablándoles con enfado porque no estudiaban o no hacían los deberes. ¿Merece la pena?

Subir el tono de voz para llamar la atención de tus hijos

Motivar a tus hijos a estudiar

¿Cómo podemos hacer entonces para que los niños no se distraigan y se centren en hacer bien sus deberes?

Emplea un tono de voz un poco más alto que le permita identificar ese estímulo que le haga centrarse de nuevo en la tarea que tiene entre manos y que la mantenga ahí durante un tiempo, pero no te valgas de un tono elevado de más pues tendrás el resultado contrario. Piensa cuando estás viendo la televisión y saltan los anuncios a un volumen un poco mayor, lo justo para captar tu atención, ¡ya lo has cogido!

Y, además, para que tus hijos o hijas aprendan, que al final es de lo que se trata, apuesta por la motivación, ¡es la base de todo! Tal y como se explica en la investigación 'Prácticas de motivación y emoción' de los profesores de la Universidad de Valencia M. Chóliz y E. Barberá existen dos tipos de motivaciones: la intrínseca y la extrínseca. En el primer lugar, el estudiante aprende porque le interesa la tarea, mientras que en el segundo caso, aprende porque quiere conseguir algo (castigo, recompensa, nota...). Conocerlas nos ayudará a saber por cuál preferimos apostar y cómo conseguir motivar a nuestros hijos.

Ten en cuenta que la motivación, muchas veces, no es algo voluntario, se trata, más bien, de la respuesta del entorno que hace que suban, o no, los niveles de dopamina, la sustancia que regula en nuestro cerebro la sensación de bienestar, recompensa o placer, es decir, lo que te hace sentirte motivado a la hora de realizar una actividad.

Lograr que a nuestro hijo o hija le resulte de interés es algo que, como ya sabes, no es del todo fácil cuando, por ejemplo, toca matemáticas y al niño o niña no le gusta nada de nada. La solución la encontraremos en tratar de implicar al niño en la actividad que se está realizando, hay que conseguir asociar el esfuerzo con la satisfacción de haberlo logrado, de haber hecho los deberes o de haberse aprendido el tema para el examen, de este modo, por muy poco que le guste esa materia, se evitará el rechazo por parte del pequeño.

Cómo evitar que el cerebro de los niños se bloquee al hacer los deberes

Los gritos bloquean el cerebro de los niños

¿Qué más necesitan los niños para aprender sin miedos ni inseguridades? Pues, además de la motivación, tienen que entender las tareas como algo normal, algo cotidiano de su día a día. Por otro lado, tus hijos, necesitan:

1. Tener un espacio preparado para hacer los deberes en el que no haya ruidos o distracciones.

2. Cariño, tiempo, paciencia y comprensión.

3. Necesitan de palabras amables por parte de sus padres: 'qué bien lo estás haciendo', 'valoro mucho tu esfuerzo'.

4. Tiempo de descanso, importantísimo para que su mente pueda asimilar todos los conceptos.

5. No necesitan de premios 'si apruebas te compro un juguete', ni tampoco castigos, 'si suspendes no irás al campamento'. ¿Qué sería lo mejor para ellos? Pues pequeños incentivos como este: 'cuando termines todo, podemos hacer algo en familia'.

Cada día es una oportunidad para educar desde el respeto a los pequeños, ¡aprovéchala todo lo que esté en tu mano!

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