Los tesoros naturales, juego para acercar a los niños a la naturaleza

Un juego para que los niños aprendan a proteger y valorar el entorno natural que les rodea

María Mayorga, Educadora social
En este artículo
  1. La importancia de la naturaleza para los niños
  2. El juego de la búsqueda de los tesoros naturales
  3. Un ejemplo de los tesoros naturales que tu hijo podría encontrar
  4. Cómo recoger nuestros tesoros desde el cuidado y el respeto

Cuenta el ilustrador y pensador Francesco Tonucci que a él le hacían sacar todo lo que llevaba en sus bolsillos antes de pasar al aula para entrar 'vacíos de distracciones'. Este artículo es precisamente un alegato a la magia que esconden los bolsillos de los niños y las niñas. Esos bolsillos llenos de testigos del mundo exterior, de tesoros naturales, de elementos con historia y hasta con nombre y apellidos. Es una invitación a acercar a los niños a la naturaleza y salir al campo para crear momentos y experiencias especiales que son las que, al fin y al cabo, guardamos en nuestra mochila de recuerdos.

La importancia de la naturaleza para los niños

El juego de los tesoros naturales para los niños

Probablemente muchos recordaréis a Heidi, aquella niña alegre y risueña que vivía con su abuelo en las montañas de los Alpes suizos. Cuando la pequeña se muda a la ciudad, cae enferma y solo se cura cuando regresa a sus montañas donde también la salud de su amiga Clara mejoraba en contacto con la naturaleza. Lo que le sucedía a Heidi es lo que se denomina trastorno por déficit de naturaleza - también conocido como síndrome de Heidi - término que acuñó en 2005 Richard Louv y que apareció por primera vez en su conocida obra 'El último niño de los bosques'.

Una infancia en contacto con la naturaleza de forma diaria o muy frecuente se relaciona con una mejor capacidad de atención, desarrollo emocional y comportamental y, en definitiva, con un bienestar personal que tiene consecuencia directa en un estilo de vida más saludable hacia el ser humano y hacia el propio planeta.

La propuesta que en esta ocasión os hago comienza con salir en familia a la naturaleza desde esa mirada de niño aderezado con las cualidades innatas que siempre lleva la infancia en su mochila de vida: el asombro, la curiosidad, la creatividad y la motivación.

Salgamos a la naturaleza con la mirada del curioso y del explorador para disfrutar de las maravillas – algunas de ellas algo escondidas – que habitan en nuestro entorno y nos rodean. Pasear como si fuéramos detectives de la naturaleza, o arqueólogos que buscan esos tesoros y reliquias. Es una actividad que se puede realizar en cualquier tipo de entorno natural, bien sea un bosque, la montaña, el campo, la playa o nuestro parque más cercano.

El juego de la búsqueda de los tesoros naturales

Cómo acercar a los niños a la naturaleza

El juego que os propongo es muy sencillo de plantear; se trata de buscar los tesoros naturales que nos piden. Así de sencillo. Así de emocionante. Se trata de una actividad que podemos adaptar a cualquier edad, aunque tal vez esté más dirigida para niños de dos años (con acompañamiento adulto) en adelante.

Como búsquedas hay de muchos tipos, vamos a personalizar la nuestra y vamos a convertirla en algo habitual que podemos hacer de forma mensual. Si convertimos esta actividad en algo mensual se convierte en un hábito, en algo esperado y, a la vez, inesperado, pues podemos ir variando cada mes de entorno natural y de elementos a encontrar. Nuestros tesoros serán distintos con el paso de las estaciones y localizaciones y nuestra búsqueda también adquirirá nuevas emociones e intrigas.

Además, realizarlo de forma mensual nos permite ir observando de forma natural cómo cambia nuestro entorno con las estaciones. Comprender el paso del tiempo, el clima, los cambios que acontecen en los animales o las plantas y comprender que cada cosa en la naturaleza es causal y no casual les lleva a comprender fenómenos de forma natural y la realidad adquiere sentido.

La naturaleza es una gran especialista en mostrarles que cuando tocan el agua fría del río, por ejemplo, tiene una correspondencia con lo que sucede en su entorno – mis manos están frías porque el agua que toco del río lleva la nieve que se está derritiendo algo más arriba – y eso les acerca a la deducción, a la comprensión causa-efecto, a la exploración y descubrimiento y, por ende, a los aprendizajes significativos.

Así que lo que necesitamos es un listado con nuestros tesoros a encontrar en el juego, un lápiz para ir marcando los que vamos encontrando y un cesto donde ir guardando los tesoros.

Un ejemplo de los tesoros naturales que tu hijo podría encontrar

Lo que aquí os dejo es una propuesta de 10 tesoros naturales a encontrar que podréis modificar según los meses o edades:

  1. Algo diminuto
  2. Algo que solo encuentres en esta estación
  3. Algo que te sorprenda
  4. Algo nuevo que desconocías
  5. Un elemento que esté escondido
  6. Un palo con líquenes
  7. Una piedra lisa
  8. Un elemento con un olor que te agrade
  9. Una hoja caduca
  10. Algo que tenga valor para ti

Ejemplos de los tesoros de la naturaleza para los niños

Cómo recoger nuestros tesoros desde el cuidado y el respeto

Cuando comenzamos a ir a la naturaleza con niños, las sorpresas que ofrece la naturaleza en forma de flores, piedras u otros elementos invita a muchos niños y niñas a querer coleccionar grandes cantidades de tesoros. Esta actividad limita de forma sencilla esa cantidad de tesoros. Pero además, a la hora de encontrarlos y guardarlos, recomiendo dar un par de pautas sencillas para acompañar a los pequeños exploradores:

'Mira a tu alrededor… ¿cuánto hay de ese elemento, de esa flor, de esa piedra? Si hay poquitas flores, busquemos en lugares donde haya muuuchas más. Esas flores son las que llaman a las abejas y gracias a ellas este rinconcito de campo también existe y crece. Cuando veas que hay muuuchas, acércate solo a aquella que te llama la atención y en bajito pregúntale si quiere irse contigo. Hay flores que nos dirán que sí, y flores que también dicen que no. Si nos dice que no, la dejamos en su sitio y seguimos caminando hasta encontrar la que nos llama y quiere irse con nosotros'.

De esta forma, conseguiremos que nuestros hijos recojan los tesoros naturales que nos hayamos propuesto, siempre desde el cuidado del entorno y el respeto a los seres que nos rodean.

Algunas recomendaciones para los padres

Puesto que la propia actividad ya está dirigida, como adultos vamos a tratar de ir a la naturaleza respetando el ritmo de búsqueda de los niños, sin prisas, sin agobios, sin dar pistas.

- Dejemos que sea una actividad que les otorgue libertad de movimiento y exploración.

- Dediquemos tiempo a la exploración y los descubrimientos que la propia búsqueda nos proporciona. Buscando un tesoro tenemos infinitas oportunidades de aprender sobre otras muchas cosas.

- Es más importante el proceso que el resultado. Si no nos da tiempo a terminar nuestra búsqueda porque nos hemos entretenido mirando otras decenas de cosas… ¡bienvenido sea! Podemos volver otro día y completar nuestra búsqueda.

- Abramos la mente a la creatividad. Probablemente los niños encuentren tesoros que según su criterio se corresponde con lo que se pide y según el nuestro tal vez no del todo. Acompañemos su proceso y seamos creativos y flexibles. Es muy enriquecedor ver un elemento desde diferentes perspectivas.

Jugar en la naturaleza con los niños

¿Y cómo podemos almacenar nuestros tesoros en casa?

¿Qué hacemos con estos tesoros naturales que hemos encontrado? Pues a los niños les encanta coleccionar y guardar aquellas cosas que para ellos son especiales, habitualmente porque llevan una historia detrás (un momento, alguien importante que lo encontró, una actividad que les apasiona…). Así que os propongo guardar vuestros tesoros naturales en algún rincón especial de la casa al que puedan ir cuando ellos quieran. Os invito a reutilizar materiales que estén en vuestros hogares, como por ejemplo:

- Cajas de cartón

- Botes de cristal, que pueden decorar o escribir el mes al que pertenecen los tesoros

- Cajas de madera

- Cajas metálicas antiguas (podemos reutilizar las típicas de galletas por ejemplo)

Sal al campo. Observa a tu alrededor. Busca y encuentra. Protege la naturaleza y sus tesoros. Acércate con mirada curiosa. Y disfruta.

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