Guía para padres para acompañar y validar las emociones de los niños

Con esta guía para padres para acompañar y validar las emociones de los niños podrás hacer un acompañamiento respetuoso a tu hijo cuando tenga una explosión emocional que aparentemente no es capaz de controlar. ¿Qué hacer si las emociones de tu hijo son demasiado intensas? Te daremos una pista: la educación emocional de los padres. Esta es la clave para lograr que el niño se modere y se exprese de la mejor manera.

¿Cómo puedo validar y acompañar las emociones de mi hijo?

El primer paso en acompañar las emociones de nuestros hijos es el de aceptar. Y es lo más complicado o lo más difícil porque no tenemos el hábito de ello. Muchas veces cuando otra persona tiene una emoción incómoda o intensa, nos sale casi que por inercia, el querer pararla, apagarla u ofrecer una solución, el 'tengo que hacer algo, tengo que hacer algo con esa emoción'.

Sí hay que hacerlo, pero es un proceso complejo, por eso el primer paso es aceptar que nuestro hijo está sintiendo una emoción intensa. Es complejo porque dan ganas de hacer algo como reprimirla y aceptarlo es dejar que sientan esa emoción. Hay que dejar que la emoción suba, dejar que se intensifique porque luego vendrá la segunda parte: bajarla y es lo más natural.

Pero si no dejamos que la emoción suba, entonces la estamos reprimiendo o distrayendo. Y entonces ya no tendríamos el buen funcionamiento de la emoción que es subir y bajar. Muchas veces, si esta explosión de emociones es en público, nos incomoda aún más a nosotros porque es como que nos están juzgando, entonces hay que desconectarse del mundo un poco y decir, 'estoy aceptando la emoción de mi hijo'.

El siguiente paso es conectar y validar. Entonces, hemos aceptado que está teniendo una explosión emocional, que ahí hay alguna emoción que les está incomodando, y además los niños lo expresan de una forma muy clara físicamente, y validar es intentar hacerle entender que hemos visto esa emoción, que sabemos a qué se refiere porque nosotros ya lo hemos pasado igual.

Tips para validar las explosiones emocionales de los niños

¿Cómo puedes hacerle saber a tu hijo que sabes cómo se siente? Con estos sencillo pasos:

• Dile que estás consciente de sus sentimientos. Dile algo como 'veo que estás enfadado o veo que estás triste y entiendo que estés frustrado'. Debemos nombrar esa emoción que creemos que está sintiendo y transmitirle que está bien sentir esa emoción, es decir, que frustrarse, enfadarse, estar triste o tener vergüenza, es natural. No se trata de que esas emociones no las sintamos.
• Nunca será un día perfecto. Muchos piensan que solo hay emociones de alegría o de sorpresa o de contento, y no es así. Las emociones más incómodas salen cada día, entonces hay que aceptarlas.
• Haz visible lo que siente. Decirle al niño que hemos visto su sentir, es conectamos con ellos, porque al final si los padres lo negamos, le negamos esa emoción, parece que no la estamos escuchando y entonces con más razón va a intentar expresarla con más fuerza.
• No intentes frenar su sentir. Si hacemos algo como 'no, no te enfades', 'no, no vale la pena', no estés triste', es querer tapar y no validar. El no aceptarlo, lo único que va a lograr es empujar y que él empuje más para decir, 'sí, sí, sí, estoy sintiendo'.
• Comprende y confía. Comprender que el proceso consiste en que nuestros hijos, al igual que la emoción sube en ellos, tendrá que bajar. Y ese proceso de bajar es un proceso individual, lo cual no significa decirle: 'te dejo y cuando se te baje la emoción, me vienes a hablar'. No, siempre hay que estar ahí a su lado.

El acompañamiento que SÍ funciona con las emociones de los niños

No hay una fórmula o varita mágica para hacer que baje la emoción de mi hijo. Tenemos que esperar a que esa emoción baje, que en algunas ocasiones, sobre todo cuando son niños más pequeños, va a ser un poco largo, y poco a poco irán aprendiendo a que baje. Y aquí es cuando no hay que decir: 'Si paras, te compro algo' o 'si no paras, no te dejo jugar o ir al parque'. El clásico chantaje.

Intentar acelerar ese proceso de bajar con un elemento externo no es recomendable. Hay que dejarles que vaya bajando y mejor ofrecerles herramientas como enseñarles a respirar, a tener una libreta donde puedan rayar, escribir o dibujar sus emociones, decirle que hable contigo, mojarse la cara con agua fría o que simplemente busquen su espacio y estén tranquilos. No es fácil, pero se logra a base de mucha práctica.

Como decíamos antes, la clave también radica en la educación emocional de los padres: no podemos exigirles que ellos bajen sus emociones de una forma cuando nosotros no lo hacemos. Para enseñarles a nuestros hijos una buena educación emocional requiere de dos cosas, tiempo y paciencia. Con ambos lograremos dar un buen apoyo a los hijos.

La paciencia es de lo más necesaria, pero también hay que dedicarle tiempo, así como le dedicamos tiempo a estudiar, a leer, a escribir, o a cualquier asignatura que puedan tener en el colegio, a las emociones también hay que dedicarles tiempo, estudiar sobre ellas y ¿cómo pueden auxiliarse los padres? Con los cuentos cortos que hablen de las emociones: son una herramienta maravillosa.

De esta manera, los niños pueden ver cómo hacer esa regulación y que es natural sentir todas esas emociones, aceptarlas, y a la vez nosotros ser también un buen ejemplo. Es complejo el tema, pero vale la pena que le dediquemos tiempo, que profundicemos sobre ellas, que las invitemos a nuestra casa y las sintamos, las procesemos y convivamos con ellas.

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