Pautas para que los niños de 3 años nombren y gestionen sus emociones
La educación emocional ayudará a tus hijos a tener más autoestima y ser más felices
La educación emocional se ha convertido en uno de los temas estrella de los últimos años. Debido a su importancia y relación directa con esa sensación de bienestar a la que solemos llamar felicidad, los profesionales que trabajamos en el ámbito de la salud mental como en el de la educación estamos insistiendo en la necesidad de ayudar a nuestros hijos y alumnos a desarrollar su inteligencia emocional. En esta ocasión, nos centramos en enseñar a los niños de 3 años a gestionar y conocer sus emociones.
Se trata de que nos volquemos en ayudar a nuestros pequeños a aprender a identificar sus emociones, que las reconozcan también en los demás y que consigan expresarlas de un modo adecuado para que no les bloqueen, les causen daño o puedan causárselo a terceros.
La educación emocional repercute en la autoestima infantil
Algo que parece aparentemente sencillo nos damos cuenta enseguida que en realidad requiere de mucha paciencia, práctica y perseverancia, sobre todo porque somos los adultos, en la mayoría de casos, los primeros en gestionar mal nuestras propias emociones.
Sin embargo, la educación emocional de nuestros hijos no es una tarea imposible, todo lo contrario y además cuanto antes empecemos mucho mejor. No solo porque diversos estudios concluyen que los niños con una inteligencia emocional más alta obtienen mejores resultados académicos, sino porque también son niños con mayor autoestima y autoconcepto, más hábiles socialmente, participativos, colaborativos y asertivos. Es decir, aprender a poner inteligencia a las emociones nos ayuda a vivir mejor con nosotros mismos y con los demás.
Cómo podemos hacerlo en edades tan tempranas como a los tres años es algo en lo que nos centramos en esta ocasión, viendo algunos tips que nos pueden guiar en enseñar a los niños de 3 años a identificar, reconocer y gestionar sus emociones. Pero en primer lugar veamos qué son las emociones porque a partir de la definición de las mismas podremos entender por qué nos provocan determinadas reacciones.
Qué son las emociones y la inteligencia emocional de los niños
Las emociones son respuestas fisiológicas intensas y automáticas que se desencadenan ante un estímulo que puede ser externo (por ejemplo, el ruido de un trueno) o interno (como un pensamiento o recuerdo). Su principal función (aunque cumplen muchas otras) es la de mantenernos vivos, acercándonos a los estímulos placenteros y alejándonos de los potencialmente peligrosos o dañinos. Cumplen, como decimos, muchas otras funciones como la de comunicarnos con los demás, pero por razones de espacio no podemos enumerarlas ni explicar cada una de ellas.
De forma muy resumida podemos decir que, según el modelo de Mayer y Salovey, existen cuatro emociones básicas (alegría, miedo, ira y tristeza) y otras muchas secundarias o complejas como la vergüenza o la culpa. Todas ellas, aunque nos parezca lo contrario, son absolutamente necesarias y van apareciendo poco a poco a lo largo de nuestro desarrollo.
Así vemos como a lo durante los primeros 24 meses de vida de un bebé la vergüenza es de las últimas en aparecer, mucho después de la alegría, el enfado, el miedo o la tristeza, ya que se necesita un sistema cognitivo mucho más maduro en el que haya aparecido autoconciencia. Un proceso que no se inicia hasta que los niños pueden reconocer y poner nombre a sus emociones, por lo que se necesita tener acceso al lenguaje.
Sea como sea los niños son pura emoción, sobre todo cuanto más pequeños son y a los tres años de edad no cabe duda que las emociones guían gran parte de su conducta. Tal y como se explica en la guía 'Del nacimiento a los 3 años' (del Consejo de Nueva Jersey para los niños), en este momento evolutivo las emociones son muy intensas, se sienten con mucha frecuencia y se pasa de una a otra en pocos minutos.
Cómo ayudar a los niños de 3 años a nombrar sus emociones
Una de las primeras premisas que debemos tener en cuenta si queremos ayudar a los niños de 3 años a gestionar sus emociones es que para hacerlo lo primero que debemos enseñarles es a reconocerlas, identificarlas, nombrarlas y colocar en su cuerpo dónde las sienten. De manera que las principales tareas que nos deberían ocupar en esta franja de edad son:
- Por un lado, ofrecerles la oportunidad de sentir toda la gama de emociones que las diferentes situaciones a las que tendrán que hacer frente dispararán.
- Y por otro, ofrecerles el suficiente vocabulario emocional para que puedan nombrarlas y explicar qué es lo que les ocurre. Sin olvidarnos de fomentar la empatía.
Seguir los siguientes tips puede ayudarnos a saber cómo enseñarles todo esto.
Tip 1. Permitir que los niños sientan sus emociones sin negárselas ni reprimirlas
Con este primer consejo queremos concienciar a los adultos de que los niños tienen el mismo derecho a sentir sus emociones como cualquier otra persona. Es decir, es importante que evitemos cualquier tipo de frase con la que se nieguen sus miedos, enfados, temores, alegrías, frustraciones...
Con las mejores intenciones en muchas ocasiones padres, abuelos, tíos u otros adultos solemos exclamar ante cualquier reacción emocional de nuestros pequeños con un 'No tengas miedo', 'No llores', 'No hay para tanto, no te enfades'- ya sea porque creemos que no hay para tanto o porque no nos gusta verles sufrir.
Pero lo cierto es que al decirles todo esto van incorporando en su fuero más interno que todo lo que están sintiendo no es aceptable ni correcto; algo totalmente incierto y absolutamente poco saludable.
Tip 2. Validar y nombrar las emociones que los niños van sintiendo
Totalmente relacionado con el punto anterior, los adultos que acompañamos a los niños en este viaje de descubrimiento emocional debemos validar siempre lo que sienten puesto que las emociones son respuestas fisiológicas innatas que surgen ante un estímulo detonante para ayudarnos a tomar la mejor decisión sin que nuestro cerebro deba pararse a pensar qué es lo que debe o no hacer. En ocasiones, por su intensidad, frecuencia o momento de aparición pueden causarnos problemas y esto es lo que debemos aprender a gestionar con el tiempo.
Pero en este momento los niños de 3 años necesitan saber que aquello que sienten no es malo, sino que forma parte de una respuesta natural. Para ello debemos validar la emoción, que no el comportamiento que pueda derivarse en caso de ser agresivo o destructivo o hiriente.
De manera que sustituiremos los 'No llores', 'No tengas miedo' o 'No te enfades' por un 'Entiendo cómo te sientes, llora tanto como necesites', 'Veo que estás triste', 'Yo también estaría enfadada si me hubieran quitado ese juguete que tanto me gustaba', 'Sé que esto no te gusta y sientes mucha rabia'...
Mientras vamos validando vamos nombrando la emoción que surge así como las distintas manifestaciones fisiológicas y conductuales que van apareciendo. Esto ayuda a los más pequeños a reconocer qué les pasa, si están tristes, enfadados, frustrados o temerosos.
Tip 3. Ser modelo emocional, hablar mucho sobre lo que nos ocurre y cómo nos sentimos los adultos
Debido a que es principalmente en el entorno familiar donde los niños empiezan a desarrollar la comprensión de las emociones de los otros y a empatizar con ellos, es importante que les expliquemos cómo nos sentimos.
De modo que, a pesar de que deseemos mantenerles alejados de emociones displacenteras, es importante que los padres ofrezcamos modelos de expresión emocional adecuados, explicándoles qué nos ocurre, si estamos tristes por alguna pérdida, enfadados por algún suceso desagradable o si sentimos miedo ante alguna situación, pero siempre desde la moderación y sin excesos.
Tip 4. Leer muchos cuentos y explicar muchas historias
Otro modo de ofrecer vocabulario y modelos de expresión emocional son los cuentos y las historias que explicamos a nuestros hijos y alumnos. De un tiempo a esta parte encontramos infinidad de títulos que nos facilitan enormemente esta tarea, de manera que insto a todos los padres y educadores en general a leer diariamente con sus pequeños, puesto que es una excelente manera de adquirir, expandir y enriquecer su vocabulario emocional a la vez que les ofrecemos la oportunidad de observar distintas formas de reaccionar y resolver conflictos y de empatizar con los personajes.
Tip 5. Estimular el juego simbólico de los niños
Ya por último y teniendo en cuenta que a esta edad el juego por excelencia es el juego simbólico debemos potenciar espacios para que los niños puedan expresarse libremente. El juego simbólico permite ensayar diferentes roles y emociones, por lo que es una actividad excelente para ayudarles desarrollar su inteligencia emocional.
Recursos educativos para trabajar las emociones con los niños
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