Mabel y sus rabietas. Cuento corto para niños sobre los berrinches

Cuento infantil para que padres e hijos reflexionen sobre las rabietas de los niños

En este artículo
  1. Un cuento corto sobre los berrinches de los niños
  2. La hermana de Mabel decide ayudarla a gestionar sus rabietas
  3. Preguntas de comprensión lectora sobre este cuento infantil
  4. Qué necesitan los niños cuando tienen un berrinche

Igual que tu hijo o hija, Mabel suele tener rabietas cuando se enfada. Cansada de estos arranques de rabia o ira, su hermana decide ayudarle a reflexionar sobre su conducta. Comparte con tu familia este cuento corto para que los niños (y los padres) reflexionen sobre los berrinches. Este relato se titula 'Mabel y sus rabietas' y lo hemos acompañado por algunas preguntas de comprensión lectora.

Un cuento corto sobre los berrinches de los niños

El cuento corto sobre los berrinches de los niños

Mabel era la pequeña de la familia. Cuando vino al mundo, Malú, su hermana mayor, tenía 16 años. Según iba creciendo, la niña descubrió el poder que tenían sus rabietas para conseguir todo lo que se proponía.

Una mañana Malú preguntó a su madre:

- ¿Puedo llevar esta tarde a la niña a las ferias? He quedado con Carlos.

Carlos era el mejor amigo de su hermana y la niña sentía un gran cariño por él. Mabel empezó a saltar alrededor de su hermana muy contenta cuando escuchó que la iban a llevar a las ferias.

- Si vienes con nosotros me tienes que prometer que te portarás bien - le dijo.

Malú sabía las rabietas que cogía su hermana y se ponía muy nerviosa cuando esto sucedía. La niña asintió con cara de buena.

A las seis en punto Carlos estaba en la puerta de la casa para recogerlas. Estuvieron paseando entre el bullicio de la gente y las numerosas atracciones. Se pararon a mirar delante de una tómbola.

- ¡Quiero esa muñeca! - dijo Mabel señalando una de las estanterías.

- Mabel, esto es una tómbola, no se puede comprar. Además no tendría dinero aunque la vendieran.

- ¡Quiero esa muñeca! - repitió la niña haciendo una mueca.

- Cogeré dos papeletas. A ver si tenemos suerte - dijo mirando a su amigo Carlos.

Se hizo el sorteo y como era de esperar no tocó.

- No, no has tocado. ¡Vámonos! - dijo Malú a su hermana pequeña.

- ¡Quiero esa muñeca! - gritó Mabel llorando y se tiró al suelo.

Carlos rebuscó en su cartera y compró otras dos papeletas. La suerte tampoco estuvo esta vez de su lado.

- ¡Vamos! - dijo agarrando a Mabel de la mano.

La niña entonces se volvió a tirar al suelo pataleando, y empezó a llorar desesperadamente: toda la gente los miraba.

Carlos levantó a Mabel del suelo, mientras pataleaba y lloraba, y en brazos la llevó entre sirenas de las atracciones, globos de colores y dulces de algodón, hasta donde tenían el coche; Malú los seguía avergonzada.

La sentaron en el sillón trasero y esperaron a que se le pasara el berrinche. Malú no gritó ni se puso nerviosa como otras veces había sucedido.

Cuando vio más calmada a la niña, se sentó a su lado y con voz serena se le ocurrió preguntarle:

- Mabel, ¿es un problema tan grande para ti no tener esa muñeca? - La niña asintió con la cabeza.

- Entonces, ¿crees que podemos traer a Lulú, tu muñeca favorita y cambiarla por esa? A lo mejor al señor de la tómbola le parece bien.

Mabel se quedó muda y dejó de hipar pensando en las palabras de su hermana. Cuando llegaron a casa Malú no contó nada a su madre, y Mabel tampoco contó nada de la muñeca de la tómbola.

Cuando Mabel se fue a dormir puso a Lulú en su almohada, y se acordó de la que estaba en la estantería de la tómbola: no cambiaría a Lulú por nada en el mundo, y se olvidó del tema.

[Leer +: Cuento en vídeo de las rabietas infantiles]

La hermana de Mabel decide ayudarla a gestionar sus rabietas

Cuento de Mabel y sus rabietas

Pasaron los días y Malú trataba a su hermana como si nada hubiera pasado.

- Malú, ¿me llevas un rato a los columpios? - le dijo Mabel esa tarde.

- Imposible. No puedo - le contestó a la niña.

- Malú, ¿puedo ir contigo de paseo? - le pidió otro día su hermana.

- No puedo, Mabel. Lo siento.

Pasaron diez largos días hasta que Malú dijo a su hermana una tarde:

- Tengo que hacer unas compras. ¿Quieres acompañarme?

En menos que canta un gallo Mabel estaba lista para salir a la calle. Esta vez Malú no le recordó a su hermana pequeña cómo debía comportarse.

Hicieron las compras, pasearon por la ciudad y Malú la llevó a comprar unas chucherías.

Delante de ellos había tres niños y pidieron una bolsa grande de esponjas. Por fin llegó el turno de las hermanas.

[Leer +: Poema con pictogramas sobre las rabietas]

- Deme una bolsa pequeña de caramelos de naranja. Y tú, ¿qué quieres? - preguntó Malú a la niña.

- ¡Quiero esponjas! - dijo rápidamente.

- Lo siento mucho, se acaban de llevar las últimas que me quedaban - dijo el hombre detrás del mostrador.

- Pero yo quiero esponjas - gritó Mabel enfadada. - ¡Quiero esponjas! - lloriqueó alzando la voz.

Malú, que ya veía la que se avecinaba, se agachó, agarró a su hermana de los brazos e hizo que la mirara a los ojos.

- Mabel, el señor dice que no hay esponjas. El regaliz negro también te gusta. Quizá te apetezca una piruleta de fresa. Si ves que esto es un problema para ti, mejor no llevamos nada.

Mabel se quedó valorando la situación unos segundos.

- Una piruleta de fresa - dijo en voz baja.

Malú pagó al hombre y le ofreció la piruleta a la niña con una sonrisa.

- ¡Te estás haciendo mayor! - dijo saboreando los caramelos, y acarició la cara a su hermana con cariño.

Preguntas de comprensión lectora sobre este cuento infantil

Ejercicios de comprensión lectora sobre el cuento

Aprovechar los cuentos que leemos con nuestros hijos para proponerles algunas preguntas de comprensión lectora puede ser muy útil, ya que practican sus habilidades como si fuera un juego. Para ayudarte, a continuación te dejamos algunas cuestiones que puedes proponerle a tu hijo o hija. Estas te ayudarán a saber si ha sabido captar el mensaje del cuento y si ha estado prestando atención. Si duda en alguna respuesta, ¡no pasa nada! Podéis volver a leer el cuento todas las veces que queráis.

1. ¿Quién es Mabel? ¿Y Malú? ¿Quién es Carlos?

2. ¿A dónde van las protagonistas del cuento junto a Carlos?

3. ¿Qué es lo que quiere Mabel?

4. ¿Cómo reacciona cuando no consigue lo que quiere?

5. ¿Qué le propone Malú a su hermana?

6. Cuando fueron a la tienda de chucherías, ¿qué hizo enfadar a Mabel?

7. ¿Cómo solucionaron el conflicto?

Qué necesitan los niños cuando tienen un berrinche

Las rabietas de los niños

La mayoría de los niños tienen rabietas o berrinches en determinados momentos. Es algo normal, que se produce porque aún no saben cómo gestionar un momento de frustración, enfado o ira: tienen 'destapadas' las emociones, por lo que necesitan aprender a trabajar dichos momentos. Los berrinches son especialmente frecuentes a los 2 y 3 años, ya que los niños están empezando a enfrentarse de forma independiente a un mundo que no conocen.

Todos los padres nos preguntamos cómo actuar en este tipo de situaciones. Por eso, a continuación te damos una serie de consejos a tener en cuenta.

- No te sientas avergonzada cuando tu hijo o hija tenga una rabieta en un lugar público. Como te hemos explicado, es normal que los niños tengan berrinches, por lo que no eres 'mala madre' si esto sucede en la calle, en un centro comercial, en el parque...

- Cuando un niño tiene una rabieta, lo está pasando mal. No le gusta aquello que está sintiendo (ya sea rabia o enfado), por lo que no puedes pensar que lo hace para desafiarte, para castigarte o para enfadarte. En ese momento más que nunca, necesita sentir tu apoyo.

- Para sofocar la rabieta, a cada niño le funciona una cosa (incluso un mismo niño puede necesitar distintas estrategias según el momento). A veces, un abrazo ayudará a que se calme (sin embargo, otros niños se ponen más nerviosos con el contacto físico). Otros se tranquilizan cuando les cambiamos de tema de conversación o les ayudamos a concentrarse en otra cosa.

Lo más importante es, sin embargo, cuidar la integridad física del pequeño, por lo que debemos asegurarnos de que siempre esté seguro (que no se golpee o no cruce la calle solo).

- Nadie conoce a tu hijo o hija mejor que tú, por eso seguro que puedes anticiparte a ciertas situaciones que sabes que podrían acabar desembocando en una rabieta.

- Una vez que el niño o niña se haya calmado, valida sus emociones diciéndole frases como: 'entiendo que te hayas sentido enfadado', 'yo también me enfado a veces cuando...', 'eso que has sentido se llama ira, y es normal sentirse así cuando...'

- Y, como enfatiza la guía 'Cómo lidiar con los berrinches' del Departamento de Bienestar Infantil de Estados Unidos, lo más importante (y a veces lo más complicado) es ¡mantener la calma! Trata de no perder el control de la situación y, si lo necesitas, retírate un momento para tranquilizarte.

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