Atilio, el oso hormiguero que soñaba con volar - Cuento sobre sueños para niños

Este relato breve sobre los sueños infantiles es ideal para fomentar las ilusiones en tus hijos

Fabiola Hernández Pérez, Periodista y editora
En este artículo
  1. Cuento infantil sobre los sueños - Atilio, el oso hormiguero que soñaba con volar
  2. Preguntas de comprensión lectora sobre el cuento corto para niños
  3. 8 maneras sencillas de alimentar los sueños e ilusiones de los niños

Atilio, el oso hormiguero que soñaba con volar, un cuento sobre sueños para niños, es una entrañable historia ambientada en la selva amazónica que anima a los peques a mirar más allá de sus limitaciones. A través de Atilio, un oso hormiguero curioso que envidia a las mariposas y a los pájaros, los niños descubren que no siempre se trata de tener alas para volar, sino de atreverse a soñar. Ideal para trabajar la empatía, autoestima y de cómo cada uno puede encontrar su forma de elevarse.

Cuento infantil sobre los sueños - Atilio, el oso hormiguero que soñaba con volar

Cuento para niños sobre los sueños

En lo profundo de la selva amazónica vivía Atilio, un oso hormiguero muy curioso. Era alto, de hocico alargado y con una lengua tan larga que atrapaba cien hormigas de una sola vez. Aunque los animales lo admiraban por su paciencia y buen corazón, Atilio tenía un sueño que parecía imposible: quería volar. Atilio suspiraba cada vez que veía pasar a las mariposas y a los tucanes por el cielo.

Así, pasaba los días imaginando cómo sería ver la selva desde arriba porque solo veía las raíces, las hojas caídas y las filas de hormigas (su comida favorita). Pero Atilio soñaba con mirar el arcoíris después de la lluvia o las copas de los árboles moviéndose con el viento. Esas eran sus reflexiones cuando una mañana, escuchó un ruido: era un pequeño colibrí que había caído de su nido.

Con mucho cuidado, Atilio usó su larga lengua para levantar al pichón y colocarlo en su lomo. Caminó hasta el árbol más alto que había visto jamás. Cuando llegó, levantó el hocico y dijo: '¡Señora colibrí! ¡Su hijo está bien!' La madre colibrí bajó volando a toda velocidad y abrazó a su pequeñito con las alas:

- Gracias, amigo oso hormiguero. ¿Cómo puedo agradecerte? - No hace falta. Ayudar me hace feliz, respondió Atilio con una sonrisa.

Pero la mamá colibrí insistió: 'Te daré algo especial: una pluma de mis alas. Guárdala, y cuando sientas el deseo de volar, mírala y recuerda que todos tenemos una forma de hacerlo'. Atilio guardó la pluma y desde entonces, cada vez que la miraba, sentía su corazón más ligero. Aunque no tenía alas, comprendió que volar significa atreverse a soñar y ayudar a los demás a alcanzar sus metas.

Un día, la selva estaba en silencio y Atilio escuchó un zumbido familiar. Era el pequeño pichón, ya crecido, que volaba sobre su cabeza:

- ¡Atilio, mira! ¡Aprendí a volar gracias a ti!

Él levantó la mirada, y le dijo con una gran sonrisa:

- ¡Y yo aprendí a soñar gracias a ti!

Desde ese día, el pequeño oso hormiguero dejó de pensar que no podía volar y caminaba por la selva ayudando a quien lo necesitara, compartiendo historias y enseñando que cada uno tiene su propio modo de elevarse. Cuando el viento soplaba entre los árboles, la pluma que llevaba Atilio se movía suavemente, como si el aire le dijera: 'Tú también vuelas, amigo mío, pero con el corazón'.

Preguntas de comprensión lectora sobre el cuento corto para niños

Preguntas de comprensión lectora para niños

A continuación, te dejamos una lista de preguntas de comprensión lectora para los niños, acerca del cuento corto Atilio, el oso hormiguero que soñaba con volar:

  • ¿Qué sentía Atilio cada vez que miraba hacia el cielo y veía a las mariposas?
  • ¿Por qué crees que Atilio se conformaba con ver raíces y hormigas?
  • ¿Cómo utilizó Atilio su larga lengua para ayudar al pequeño colibrí?
  • ¿Qué palabras usó la mamá colibrí para mostrar su agradecimiento a Atilio?
  • ¿Por qué la mamá colibrí le dio precisamente una pluma?
  • ¿Qué cambios ocurrieron en el corazón de Atilio cuando miraba la pluma?
  • ¿De qué manera el colibrí le demostró a Atilio que no había olvidado su ayuda?
  • ¿Qué significa en el cuento que 'cada uno tiene su propio modo de elevarse'?

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Por qué hablar con los niños de sus sueños

Cuando pensamos en los deseos, ilusiones y sueños infantiles, no hablamos solo de lo que quieren recibir en Navidad o su cumpleaños, sino de aquello que su imaginación construye cada día. Muchos sueñan con ser astronautas y viajar al espacio; otros se imaginan como bomberos valientes que apagan incendios y salvan vidas, o como jugadores de fútbol que marcan el gol decisivo.

También están los pequeños exploradores que quieren montañas y océanos, o los que fantasean con conocer a las hadas, superhéroes, dragones y princesas que mandan en su propio reino. Sin embargo, detrás de cada uno de esos sueños infantiles hay algo mucho más profundo: el deseo de ser importantes, útiles, en extremo valientes y, sobre todo, capaces de cambiar el mundo a su manera.

Cuando se les escucha con calma, los niños expresan deseos muy sencillos y, a la vez, muy grandes: quieren vivir en paz, que no haya guerras ni peleas y que sus amigos sigan siendo sus amigos siempre. Sueñan con pasar más tiempo con sus padres para que puedan jugar juntos o leer un cuento antes de dormir. Los sueños infantiles son como un espejo de lo que más valoran.

En ese aspecto puede ser el juego, la aventura, la seguridad, el amor y el reconocimiento. Por eso es tan importante que los adultos escuchen los deseos con respeto, sin burlarse de lo que sienten. Acompañar sus ilusiones no significa cumplirlo todo, sino animarles a esforzarse por lo que depende de ellos y mostrarles que también en lo pequeño se cumplen sus sueños más profundos.

8 maneras sencillas de alimentar los sueños e ilusiones de los niños

Cómo estimular los sueños de los niños

Alimentar los sueños e ilusiones de los niños es cuidar de su interior. Cuando un niño se imagina siendo astronauta, veterinario, músico, médico, chef o explorador, no solo está 'fantaseando': está probando quién podría ser y desarrollando su creatividad. Si los adultos se ríen de esos sueños con frases como 'eso es imposible' o 'eso no da de comer', el mensaje que reciben los pequeños es que sus deseos no valen, que es mejor no intentarlo o no destacar.

En cambio, cuando acompañamos sus ilusiones con respeto, reforzamos su autoestima y la confianza en que pueden construir una vida con sentido. Además, los sueños también son un refugio emocional porque en un mundo lleno de prisas, problemas y malas noticias, imaginar un futuro mejor ayuda a los niños a manejar sus miedos, a encontrar esperanza y a sentir que no todo está decidido, y si se sienten libres de soñar aprenden a tolerar mejor la frustración.

Hablar de lo que les gustaría ser, de los viajes que quieren hacer o de las cosas que quieren aprender abre la puerta a conversaciones y proyectos en común. Muchas veces, detrás del 'quiero ser futbolista famoso' está el 'quiero que juegues conmigo en el parque'. Por tanto, alimentar los sueños no significa prometerles que todo se cumplirá tal cual, sino enseñarles a caminar hacia ellos. Si tu hijo siente que sus sueños son tomados en serio, se atreverá a hacer preguntas, a equivocarse, a probar.

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