Cuento para hablar sobre la discapacidad a los niños - La liebre Rufa

Rufa es una liebre tranquila y bonachona pero, tenía una discapacidad, era muy corta de vista y completamente sorda. Y fue precisamente su incapacidad auditiva la que salvó a nuestra pequeña protagonista de una muerte segura. La liebre Rufa es un precioso cuento sobre la discapacidad para niños. Un precioso relato que puedes leer con tus hijos y practicar la comprensión lectora con las actividades que te proponemos al final del cuento.

La liebre Rufa - Bonito cuento corto para niños sobre la discapacidad

En un pequeño bosque a las afueras de la ciudad, vivían muchos animales, todos se llevaban muy bien entre sí y siempre se ayudaban. Todos los días eran de alegría y pocas veces sucedían cosas fuera de lo común. Pero esa mañana algo interrumpió la calma. Unos ruidos parecidos a estruendos, llamaron la atención de todos. ¡Eran tiros de escopetas que retumbaban en todo en el bosque!

- ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum…!

Todos los animales fueron a refugiarse despavoridos. Los conejos agacharon las orejas y corrieron a esconderse en sus madrigueras; los pájaros volaron en bandadas a sus nidos; las gacelas corrieron, como lo que eran, alejándose rápidamente de ese ruido tan temido; las manadas de jabalíes se dirigieron a las zonas más boscosas y, en un momento, el bosque quedó completamente vacío.

- ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum…! seguían los tiros.

Eso parecía, pero una liebre llamada Rufa, con muy poca vista y completamente sorda, estaba sentada tranquilamente a la sombra de un árbol, sin enterarse de nada. Después de comer copiosamente setas, raíces, bulbos y unos deliciosos frutos del bosque, se tumbó allí mismo y se quedó dormida.

Al poco, llegaron los tres perros de los cazadores, y saltando a su alrededor agitadamente, empezaron a ladrar muy fuerte, para llamar la atención de sus dueños.

- ¡Guau!, ¡guau!, ¡guau!, ¡guau!, ¡guau!, ¡guau…!

Pero Rufa dormía sin enterarse de nada y los perros, confundidos, volvieron a ladrar más fuerte aún, enseñando sus colmillos.

- ¡Guau!, ¡guau!, ¡guau!, ¡guau!, ¡guau!, ¡guau…!

Uno de los perros, el más grande, se acercó y gruñó a su lado olisqueándola.

- ¡Grrrr, grrrrr, grrrr, grrrr…!

Esa liebre no les mostraba nada de miedo, pensó. Ni siquiera se había asustado cuando vio llegar a los perros. Ellos se miraron unos a otros extrañados y muy inquietos. Temiendo parecer cobardes ante sus dueños, se alejaron de allí rápidamente ladrando en dirección contraria.

Enseguida, llegaron los cazadores, que al ver a sus tres perros ladrar en la otra dirección, los siguieron sin sospechar nada raro. Los hombres, con sus escopetas, pasaron a escasos metros de Rufa, que, gracias a su poca visión y a su sordera, continuaba durmiendo plácidamente, ignorando, que se acababa de salvar de una muerte casi segura.

Preguntas de comprensión lectora para niños sobre La liebre Rufa

Si ya habéis leído el cuento, puedes comprobar si el niño atendió y comprendió de qué trataba haciéndole estas preguntas:

1. ¿Por qué los animales del bosque empezaron a esconderse?
2. ¿Qué hacía la liebre Rufa mientras se retumbaban los tiros de los cazadores?
3. ¿Por qué la liebre Rufa fue la única que no se escondió?
4. ¿Qué tipo de discapacidad tenía Rufa?
5. ¿Lograron cazar a Rufa?
6. ¿Por qué los perros decidieron no cazar a Rufa?
7. ¿Qué has aprendido con este cuento corto?

Consejos para que tu hijo entienda y respete la discapacidad con empatía

Ayudar a los niños a entender y respetar la discapacidad es sembrar una semilla de empatía y el primer paso es hablar del tema con naturalidad: no esperar a que vean a alguien diferente y se queden confundidos, sino explicarles en casa qué es la discapacidad física, sensorial o intelectual, siempre desde la idea de que todos tenemos capacidades distintas y merecemos el mismo respeto.

Puedes usar cuentos o ejemplos cotidianos, además, otro consejo importante es validar su curiosidad sin regañarles. Si tu hijo mira fijamente o hace una pregunta incómoda en voz alta, responde con calma y no te alteres. Así, tu hijo aprende que preguntar está bien, pero que hay formas respetuosas de hacerlo sin incomoda a la otra persona o haciendo evidente su discapacidad.

También es clave dar ejemplo con tus actitudes porque ellos observan cómo hablas de las personas con discapacidad, si les incluyes en los planes o si cambias de acera. Si te ven ayudar a alguien cuando lo necesita, entenderán que la inclusión es algo natural. También es importante evitar la lástima: jamás digas 'pobrecito', utiliza mensajes como 'mira qué esfuerzo hace'.

Pídeles incluir a los pequeños con discapacidad, tanto en el recreo, como en el parque o en fiestas de cumpleaños, pregúntales cómo podrían cambiar un juego para que participe. Eso les enseña a pensar en el otro antes de actuar. Cuando tu hijo aprende que aunque el cuerpo o la forma de comunicarse sean distintas, la discapacidad es parte natural de la diversidad humana.

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