30 semanas de embarazo

Semana 30 de embarazo. La semana treinta de la embarazada: a 10 semanas del parto

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En este artículo
  1. Cambios en el cuerpo de la mujer embarazada
  2. Desarrollo y crecimiento del bebé en el embarazo
  3. La salud y las emociones durante el embarazo
  4. Dieta y alimentación para la embarazada

El embarazo semana a semana está entrando en su recta final. Estás en la semana 30 de embarazo y tan sólo faltan 10 semanas para llegar a tu fecha de parto. Tanto en el bebé que crece en tu interior como en tu cuerpo se siguen produciendo cambios importantes.

La ventaja de seguir el embarazo semana a semana es que te permite cuidarte mejor de manera puntual. A partir de la semana treinta de embarazo deberás pensar en lo que comes para evitar ardores, gases y otras molestias abdominales y evitar la retención de líquidos que puede producir edemas en los tobillos, manos y cara.

Cambios en el cuerpo de la mujer embarazada

Embarazada con ecografía

Hacia la 30 semana de embarazo, el útero mide unos 30 cm desde la sínfisis del pubis (10 cm por encima del ombligo). Lo normal es que hayas engordado entre 11 y 15 kilogramos hasta el momento.

Es importante que disminuyas la ingesta de sal, para evitar retener líquidos y que se te hinchen los tobillos, las manos y la cara. De todos modos, debido a la alteración del retorno venoso es normal una leve hinchazón de tobillos al final del día, sobre todo, en meses de calor o tras estar muchas horas de pie.

En la semana 30 del embarazo notarás que la cadera y la pelvis se empiezan a expandirse para dejar más espacio al bebé que sigue creciendo. Te sentirás molesta cuando el bebé te de pataditas en las costillas y en el diafragma, y coincidan con tu posición sentada. Ponte de pie para sentirte más aliviada, las molestias pasarçan cuando el bebé se mueva hacia abajo.

Debido a la presión de la cabeza del bebé en la vejiga sentirás una necesidad urgente de orinar y cada vez más a menudo. A veces pueden escaparse chorritos de orina al reírte, estornudar o toser. Es importante que comiences a ejercitar los músculos de la pelvis, con los ejercicios de Kegel, que te ayudarán mucho de cara al parto.

Debes saber, que si todo transcurre con normalidad, las visitas al ginecólogo hasta las 36 semanas de embarazo se realizan cada 4-6 semanas.

Desarrollo y crecimiento del bebé en el embarazo

Feto semana 30 de embarazo

En la semana 30 de embarazo, tu hijo ya pesa unos 1.350 gramos y mide unos 38 cm de la cabeza a los pies. Su aspecto empieza cambiar, ya que a partir de esta semana se le empezarán a borrar las arrugas de la piel gracias al almacenamiento de grasa subcutánea, también conocida como vérnix caseosa. Los huesos ya están desarrollados, pero aún son blandos y flexibles. Para dotarles de firmeza, el bebé comienza a almacenar hierro, calcio y fósforo.

En el sistema digestivo, el hígado, el estómago y el intestino van asumiendo progresivamente sus funciones. El bebé ya puede diferenciar entre sabores dulces y salados. En el sistema respiratorio, sigue aumentando el número de bronquiolos respiratorios y alveolos, pero si por algo se caracteriza la semana 30 de embarazo es por la maduración del sistema nervioso del bebé. Con respecto a su sentido de la audición, el bebé empieza a escuchar mejor los sonidos graves (baja frecuencia), como el latido cardiaco materno. Tiene cejas, pestañas y abre y cierra los ojos. Todavía el diámetro de su cabeza es mayor que el de su abdomen, por eso los niños prematuros suelen tener una cabeza desproporcionada en relación al resto del cuerpo. Estos diámetros se suelen invertir hacia la semana 35 de embarazo.

En la consulta del ginecólogo podrás escuchar el latido cardiaco de tu bebé. Te sorprenderá su ritmo rapidísimo, mucho más alto que el de los adultos. La frecuencia cardiaca de un feto oscila entre 120 y 160 latidos por minuto, lo que significa que duplica el ritmo cardíaco de los adultos. 

La salud y las emociones durante el embarazo

Los edemas pueden ocasionar debilidad, entumecimiento, hormigueo e incluso síndrome del túnel carpiano en las manos y se deben al aumento de la retención de agua en los tejidos y a una disminución del retorno venoso debido a la compresión que ejerce el útero sobre los vasos sanguíneos.

Para evitar los edemas sigue estas recomendaciones: utiliza ropa cómoda, que no oprima; evita el uso de calcetines o medias que produzcan compresión local en las piernas; no lleves anillos en los dedos; descansa con las piernas elevadas; apoya las manos en una almohada de manera que queden más altas que los brazos; duerme de lado para favorecer el retorno venoso; realiza ejercicio regularmente; haz ejercicios circulatorios con los pies y descansa periódicamente. 

Te encontrarás más inquieta y nerviosa a medida que se acerca tu fecha de parto. Evita sentir estrés o ansiedad porque puede repercutir negativamente en el desarrollo neuronal de tu bebé. Los ejercicios de respiración y relajación te ayudarán a calmarte.

Dieta y alimentación para la embarazada

Embarazada con frutas

Conviene llevar una dieta suave para disminuir las molestias abdominales ocasionadas por los ardores y la acidez. El aumento del tamaño del útero desplaza el intestino y el estómago hacia arriba, favoreciendo el paso de jugos gástricos del estómago al esófago. Por eso, puedes sentir sensación de quemazón en el esófago.

Para mitigar estos efectos molestos, conviene realizar cinco comidas al día poco copiosas, para que las digestiones sean ligeras. A la hora de comer, siéntate y tómate el tiempo necesario para comer con tranquilidad. Mastica bien los alimentos. Evita las grasas, las especias y los picantes. Cocina los alimentos asados, hervidos o al vapor. Limita el consumo de fritos. Coloca una almohada más en la cama para que al acostarte estés un poco incorporada. Si persisten las molestias, el médico puede prescribirte antiácidos.

Curiosidades de la semana 30 de embarazo

Mantener un nivel óptimo de actividad física es importante para todas las mujeres embarazadas. Las mujeres practicaban deporte habitualmente antes de quedar embarazadas pueden continuar, excluyendo los deportes violentos o de competición, los movimientos bruscos, los saltos, la flexión excesiva de las articulaciones y los impactos corporales. Las mujeres no habituadas al ejercicio pueden caminar, nadar, hacer yoga o taichí, con el objetivo de mantener el cuerpo tonificado y prevenir la rigidez muscular.

Durante el ejercicio, es normal experimentar un incremento de la frecuencia cardiaca y si este signo se acompaña de dificultad respiratoria, es aconsejable disminuir la intensidad de la actividad en cuestión.

Es el momento de empezar los cursos de preparación al parto. Es conveniente que preguntes a la matrona de tu centro de salud, ya que es ella la que imparte los cursos, a los que es aconsejable que acudas con tu pareja.

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