¿Por qué los niños no paran de cantar, silbar o hacer ruido en el día?
Si tu hijo no deja de hacer ruido ¿cuándo deberías buscar ayuda? ¡Aquí te lo decimos!
- La razón por la que los niños siempre están haciendo ruido en el día
- Causas por las que un niño no puede parar de hacer ruido a diario
- Situaciones cotidianas en las que los niños no dejan de hacer ruido
Los niños son por naturaleza inquietos, curiosos, movidos...sobre todo cuando son muy pequeños, y eso es buena señal. Significa que se desarrollan con normalidad y que no hay de qué preocuparse. Hay niños más inquietos que otros, pero por lo general, donde hay niños, hay escándalo. ¿Por qué los niños no paran de cantar, silbar o hacer ruido en el día?
La razón por la que los niños siempre están haciendo ruido en el día
En principio, no hay nada de raro en estas conductas, aunque pueden ponernos muy nerviosos, el grado de tolerancia de los padres es importante para valorar si detrás de esas conductas se esconde algo más o no. Es importante tener presente la 'cantidad de ruidos' que hace el niño, en qué momentos los hace y la edad que tiene, porque no es lo mismo un niño de 3 años que de 7.
Si en general es un niño tranquilo, que canturree, silbe o haga ruido, está dentro de lo normal. Los niños cantan mientras juegan, hablan 'solos', silban (aman cuando han aprendido a hacerlo)... y no hay de qué preocuparse. El movimiento en los niños implica vitalidad y les sirve para aliviar tensiones y expresar lo que sienten. Esto ocurre cuando no tiene más medios y recursos para ello.
Hay que diferenciar esto de cuando un niño, además de cantar, hablar, silbar o hacer ruido, es un niño inquieto, no se centra en los juegos, pasa de una actividad a otra, lo toquetea todo, se muestra agitado, etc... Entonces podemos decir que esos ruiditos son tal vez el signo de algo más, y nos encontremos ante un niño impulsivo, con dificultades atencionales o hiperactivo.
Si fuera el caso, habrá que consultar a un especialista que valore al niño y determine si hay o no de qué preocuparse. Siempre hay que tomar esto con cautela, ya que dependerá de la edad del niño, de su carácter, del ambiente que le rodee, o de los momentos o actividades que esté realizando en ese momento y siempre hay que tener en cuenta, que no interfiera en su actividad normal.
Causas por las que un niño no puede parar de hacer ruido a diario
Para poder responder a la pregunta de ¿por qué mi hijo no para de cantar, silbar, hablar o hacer ruidos? no podemos dar una respuesta única y rotunda, hay que valorar en todo su conjunto al niño, (edad, carácter, ambiente, situaciones) y de los padres (estrés, carácter, exigencias) y siempre y ante la duda, consultar a un profesional, que será quien podrá darnos una respuesta certera y eficaz.
El ruido excesivo en los niños puede tener diferentes orígenes como aquellos relacionados con una necesidad de estimulación sensorial, es decir, el niño busca sonidos fuertes para regular su estado de ánimo o mantenerse activo. En otros es por aburrimiento porque cuando no encuentra actividades que le resulten atractivas usa el ruido como una forma de llamar la atención o entretenerse.
También puede que esté vinculado a tics o hábitos repetitivos que se intensifican en episodios de estrés, incluso puede ser por las fases del desarrollo del lenguaje en las que el niño experimenta con sonidos, volúmenes y tonos. No hay que descartar que detrás de este comportamiento puedan existir problemas auditivos, que hagan que el niño hable o juegue con un ruido más alto.
Qué deben observar los padres en la conducta de los niños ruidosos
Algunos trastornos del desarrollo o de la autorregulación emocional provocan una tendencia a generar ruido, incluso en entornos donde se espera silencio. Por eso, para saber si el ruido que hace un niño es normal o si es signo de que necesita apoyo, es vital fijarse en ciertos indicadores:
- Si el ruido interfiere en su descanso, provoca que le cueste conciliar el sueño o hace que se despierte en la noche, es una señal de alerta.
- Cuando afecta al rendimiento escolar del niño, dificultando que siga instrucciones o que se concentre en clase.
- Hay que observar si los juegos ruidosos generan conflictos con otros niños o incomodidad en adultos.
- Si el volumen de la voz impide mantener conversaciones fluidas.
- También, si la conducta ruidosa persiste en momentos donde se ha pedido silencio, puede indicar una dificultad para autorregularse.
Los padres deben registrar la frecuencia, la intensidad y las situaciones en las que se produce el ruido, ya que esta especie de bitácora les ayudará, tanto a ellos como a los profesionales a identificar si es una fase normal o se trata de un comportamiento que requiere intervención. Los indicadores anteriores son un panorama general a lo que debemos poner atención para regular al niño.
Situaciones cotidianas en las que los niños no dejan de hacer ruido
El sitio más común en que los niños hacen ruido es en la escuela. Durante las clases, es común que algunos pequeños hagan chasquidos con la lengua o den golpecitos rítmicos con un lápiz en tanto la maestra explica. Aunque para ellos suela ser una forma de liberar energía o concentrarse, para el resto de los compañeros puede resultar una distracción que interrumpe su dinámica.
En casa, puede ser que mientras ven televisión o juegan con una tableta, los niños emitan un zumbido o murmullo constante y repetitivo sin darse cuenta. Esto puede ser una excelente manera de autorregularse o de acompañar mentalmente la actividad que van realizando, aunque para la familia resulte un tanto curioso o incluso molesto en determinados momentos si se hace siempre.
Durante la realización de los deberes escolares, hay muchos niños que tararean melodías inventadas por ellos mismos o de hecho imitan sonidos de animales para mantener su atención. Sin embargo, esta estrategia a veces provoca que pierdan el hilo de lo que estaban haciendo, ocasionando que se distraigan con suma facilidad, alargando el tiempo que tardan en terminar.
Finalmente, en lugares públicos, como en el supermercado o afuera del consultorio médico, pueden producir ruidos que llaman la atención de quienes están alrededor. En otros casos, estos sonidos suelen surgir por aburrimiento, nerviosismo o costumbre, y aunque por lo regular no son un problema, sí pueden incomodar a los demás o hacer que el pequeño se sienta observado.
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Bibliografía
- Durrant, J. E. (2016) La disciplina positiva en la crianza cotidiana. Save the Children (ed.) Suecia, pp. 1-354 Disponible en: https://positivedisciplineeveryday.com/wp-content/uploads/2020/10/4rta-edicion-Libro-DPCC_oct2020_Espanol.pdf