Principales dificultades de los niños en el aprendizaje del inglés y cómo superarlas

Beneficios de que tus hijos sepan un segundo idioma

Patrizia Alrod, Profesora y fundadora de Emma's
En este artículo
  1. Beneficios del bilingüismo para los niños 
  2. Los principales problemas de los niños con el aprendizaje del inglés
  3. 1. La problemática de la fonética y la pronunciación
  4. 2. El vocabulario y la gramática se rizan

El inglés ya es nuestro segundo idioma oficial, el idioma común a nivel global y forma parte del currículo educativo en nuestras aulas. También somos conocedores de las ventajas que puede aportarnos el aprender otra lengua, a parte de la materna, desde edades tempranas tanto a nivel social, profesional como personal. Pero este proceso no es fácil y los niños pueden enfrentarse a algunas dificultades en el aprendizaje del inglés. ¡Aquí te contamos cuáles son las principales y cómo superarlas! 

Beneficios del bilingüismo para los niños 

dificultades en el aprendizaje del inglés en los niños

Neurocientíficos e investigadores del aprendizaje y del comportamiento del cerebro en la educación afirman que los alumnos bilingües demuestran una mayor capacidad y agilidad cerebral, que experimentan un incremento en la capacidad de comunicación en ambas lenguas, tienen una mayor facilidad en el aprendizaje de otros idiomas en el futuro, sus mentes son multitarea y capaces de procesar y despreciar rápidamente información relevante o no en su cerebro…

Incluso se ha demostrado que el bilingüismo puede retrasar la aparición de enfermedades como el Alzheimer. Pero, hagamos una pausa. ¿Esto ocurre con la misma rapidez en todas las personas que aprenden un segundo idioma? ¿Todos los cerebros responderán de la misma manera? ¿La forma en que se procesa la información en cada individuo es siempre la misma? ¿De qué dependen estos resultados?

Por supuesto que sí, el bilingüismo es muy beneficioso. Claro que sí, nos abrirá puertas. Pero no, no siempre es fácil conseguirlo y depende de muchos factores. Volvamos al comportamiento del cerebro.

Según Lighbown, 'el lenguaje es un sistema de símbolos arbitrarios que permiten a todas las personas en una cultura determinada u otras personas que han aprendido el sistema de esa cultura, comunicarse e interactuar'. Todos nosotros adquirimos la capacidad de comunicarnos desde una edad muy temprana. No siempre será verbalmente, pero nuestro cerebro nos prepara para la adquisición de un lenguaje que emplearemos como herramienta de pensamiento y de comunicación.

Lo que nos hace perfeccionar el proceso, e incluso acelerarlo, es nuestra necesidad de pertenencia y de interactuar y esto mismo hará que el conocimiento de nuestra lengua materna se haga de una manera natural y sin esfuerzo. Este vocabulario que iremos adquiriendo y asimilando dependerá de todos y todo cuanto nos rodea. Incluso los juegos o los medios de comunicación serán fuentes de información a edades muy tempranas en los que tener referentes y significados, ¿Qué nos encontramos entonces?

Los principales problemas de los niños con el aprendizaje del inglés

aprender inglés

Te invito a compartir conmigo las experiencias que vivo a diario con mis alumnos en la enseñanza del inglés, donde se pueden detectar cuatro principales problemas a los que se enfrentan cuando estudian inglés. ¿Listos?

1. La problemática de la fonética y la pronunciación

Es decir, los fonemas, esos sonidos que 'representan' nuestra lengua y que ya hemos aprendido y constituyen la primera manera en la que nos comunicamos difieren, y mucho, de los nuevos en habla inglesa. Además, aquí incluso intervienen los acentos de las zonas en las que habitemos o la edad a la que comencemos a estar expuestos al segundo idioma. Puede que nos encontremos en un momento donde, por edad, ni siquiera aún sepamos pronunciar bien nuestra lengua.

Efectivamente, nuestra lengua materna 'nos juega una mala pasada' con respecto al aprendizaje de la segunda, pero es que es normal que nos cueste. Estamos hablando de que nos encontramos las vocales, lo más básico en el aprendizaje de la lecto-escritura, con doce sonidos en inglés frente a los cinco que tenemos en el castellano.

Y es que estamos frente a un idioma que no se lee igual que se escribe. Tiene casi el doble de sonidos fonéticos que el castellano y, para colmo, también existen diferentes acentos. Nos hemos encontrado en clases de adultos (has leído bien), donde la pregunta es: ¿y por qué aquí la “h” se lee y ahí no? Todo un reto, sin duda.

¿Cómo podemos facilitar entonces la labor a nuestros peques? Lo primero, simplificar. Intentar buscar un refuerzo de la escucha del mismo tipo de inglés que nuestros niños están aprendiendo. Nada de mezclar británico con americano. Intentemos facilitar al oído que comience a identificar y a nuestro cerebro el asimilar. Debemos asimismo, dejar a los niños que cometan errores en la pronunciación sin que tengan que escuchar el horrible NO que consiguió que muchos de nosotros dejásemos de intentar hablar en inglés. Discretamente, podemos repetir la palabra bien pronunciada. Haremos mayor hincapié en la pronunciación de palabras más cortas (artículos, preposiciones, conjunciones), para ir ampliando a palabras más largas según vayamos comprobando el dominio de nuestros pequeños.

Os recomendamos intentar exponer a los alumnos a estímulos y fuentes en un inglés hablado natural en casa. Desde el uso de la televisión, a la lectura de cuentos y libros (audiolibros), asistir a talleres o incluso el intentar pertenecer a algún grupo (tipo Scout) cuyo propósito sea el aprendizaje del idioma y la convivencia bilingüe. Un aprendizaje a través del deporte o de experiencias manipulativas (experimentos, manualidades…) ayudarán a la integración del vocabulario y a su uso, al activarse además determinadas zonas del cerebro que se relacionan con el aprendizaje de idiomas a su vez.

2. El vocabulario y la gramática se rizan

estudiar inglés

Y si la pronunciación no era lo bastante complicada, a esto añadimos que estructuras gramaticales que para nosotros son naturales como 'qué niña tan buena', que ya hemos integrado y comprendido, cambian a 'qué tan buena niña'. Es decir, cuando comenzamos a aprender inglés en la escuela, lo hacemos traduciendo nuestro español natural a esta nueva lengua que no encaja con nuestros esquemas primarios. Primero pensamos, luego traducimos, por último expresamos. Esto se nos atasca cuando además la explicación a la ordenación de la frase de esa nueva manera, estando esperando el alumno alguna lógica, es: porque ellos lo hacen así.

Como decimos a las familias con las que trabajamos mano a mano, llega un momento que se riza el rizo. Porque según vamos avanzando en nuestro aprendizaje, nos vamos encontrando palabras de seis letras sin una sola vocal (RHYTHM) y cuya pronunciación difiere de la nuestra, que el uso del presente o pasado simples no coinciden con el del castellano, que hay listas de verbos irregulares que se nos hacen infinitas y que debemos aprender/memorizar, o dos 'obstáculos' que siempre dan mucho que hablar: phrasal verbs y false friends. ¿Hemos comentado que los adjetivos no tienen plurales con la letra “s”?

Hablamos de un idioma que tiene más de un millón de palabras, de las cuales además algunas cambian de significado cuando modificas solo una de sus letras (woman/women). Muchas de ellas ni siquiera conocidas aún para nuestros alumnos en su propio idioma debido a su edad (gland/glándula) y a las que se verán expuestos por primera vez en asignaturas como Ciencias o Sociales.

Pero, ¿ser bilingüe o incluso nativo conlleva el conocimiento de cada una de esas palabras? Te respondo con otra pregunta ¿conoces tú todas las palabras de tu propio idioma? La práctica demuestra que el uso práctico de un idioma no conlleva un uso superior a unos 3.000 términos en nuestro día a día y que muchos de ellos serán adquiridos según vayamos entrando en años y nos vayamos exponiendo a determinados referentes (especializándonos). Así es que atendiendo a la lógica, no será necesario conocer más de 10.000 términos para ser un hablante fluido, si bien con 3.000 ya podremos comprender y comunicarnos en otro idioma.

El cerebro se comporta de manera muy diferente cuando aprende el segundo idioma si este hecho se produce en diferentes épocas de nuestra vida (no de manera simultánea). Si el aprendizaje del castellano se hace de manera natural, en este segundo caso, será necesario el aprendizaje de una gramática, la práctica del idioma en cuanto a su lectura, escucha y en conversación, pero ante todo, su uso. No es lo mismo prepararse para aprobar un examen que el ser bilingüe.

¿Cómo ayudar a nuestros pequeños expertos en el aprendizaje del vocabulario? Intentando dosificar. Es mejor aprender un grupo de palabras (incluso mejor organizado por familias de palabras) cada día, que tratar con una lista de cuarenta términos de golpe y porrazo. Podemos usar trucos de asociaciones mentales y establecer conexiones, crear diagramas o esquemas que agrupen palabras. Por ejemplo: Trousers, tie, t-shirt, tailcoat… todas ellas diferentes tipos de ropa que empiezan por la letra “t” ¿Qué juegos me ayudan en este caso? Pues el juego de Stop, Pictionary, Scattergories o juegos de mímica. Si nos atrevemos, hasta nuestros aprendices pueden intentar diseñar para nosotros sopas de letras o crucigramas que contengan determinadas palabras. Darle la vuelta. Son unos genios, ¡que nos pongan a prueba!

3. Phrasal verbs y false friends ¿Quién los inventó?

problemas con el inglés

Y esta es la primera pregunta a la que nos vemos expuestos en el 90% de los casos en clase al conocerlos por primera vez. Niños y adultos, los phrasal y los false friends no dejan indiferentes a nadie.

Cuando llegamos a ellos la mayoría de los alumnos ya tienen controlados bastantes verbos irregulares y pensaban que eran lo peor a lo que se iban a enfrentar. Y entonces nos toca explicarles que si a algunos de esos verbos que se saben, y a muchos de los que les quedan por aprender, les sumamos una preposición o un adverbio significan incluso cuatro cosas diferentes dependiendo de cual sea la partícula que usemos. Esas caras de “¡apaga y vámonos!”, no tienen precio. Y es que son verbos compuestos que dependiendo de su contexto pueden cambiar su sentido, ¡y de qué manera!

Lamentablemente hay algunos mitos como que si pone “off” tiene connotación negativa/opuesta (to turn off - apagar), pero no siempre es así. ¿Qué puede haber más guay que “to take a week off”, hum..? ;) (Irse una semana de vacaciones). Así es que lamentamos decir que solo nos queda memorizarlos. El cómo hacerlo cambiará mucho el resultado.

Y aquí, redoble de tambor, ¡los false friends! Tachaaaaaannnnnnn. Lo primero a destacar es que los false friends son diferentes para cada idioma nativo ¡Sip! Una lista de estas curiosas palabras no será 100% coincidente para un alemán, que un francés o un español. Puede que las listas ni se aproximen. Entonces, ¿de qué estamos hablando?

Pues hablamos de parejas de palabras de distintos idiomas, pero muy similares entre sí que nos hacen confundirnos en el significado. Por ejemplo, no es lo mismo estar constipado (griposo) que “constipated” (estreñido). Con esta nos hemos reído en clase un rato, jajajajajajaja. Otros de la lista para los españoles son: assist (que no es asistir), contest (que no es contestar), conductor (no es un chofer), deception (no es decepción), advertise (no es advertir), bizarre (no es bizarro), y un largo etcétera…Y debemos sumarle además los “fake friends” (por llamarles de alguna manera) que nos inventamos cuando no sabemos la palabra. Estos sí que son geniales. Por ejemplo: sofing, edredoning, lamparing, aspirator, termometror, me fui a hacer la compring… Genios y figuras.

¿Qué hacer entonces con los phrasal verbs y los false friends? En ambos casos el poder contextualizar nos va a ayudar muchísimo. La lectura se vuelve fundamental. Debemos además aprenderlos también de poco en poco. Partiendo de los más sencillos a los más complejos. Y nada de proponernos a aprender veinte a la vez. Mejor ir usándolos correctamente que parecer papagayos sin saber bien lo que estamos diciendo. En ese punto dependeremos mucho de traductores, de diccionarios o de preguntar e interactuar con nuestros profes/amigos/nativos. Además, tenemos que considerar que con los false friends estamos recibiendo informaciones contradictorias a lo que conocemos, pero que compartimos más fácilmente al ser casi idénticas a palabras que conocemos en nuestro idioma materno. Insisto, la lectura es nuestro mejor aliado.

4. La autoestima y la falta de antecedentes en el estudio de idiomas

problemas con el inglés

Porque al final, nuestros hijos e hijas no comprenden la importancia del aprendizaje de otro idioma si no es a través de sus calificaciones del cole. Lamentablemente, todo sea dicho. Algunos de ellos tendrán la oportunidad de viajar y ver lo práctico de lo aprendido, de formar parte de proyectos súper chulos y de relacionarse con nativos, aún así hasta que su madurez se lo permita, el inglés no dejará de ser una asignatura. Algo que aprobar o suspender.

Venimos de un antecedente social en el que el aprendizaje de un segundo idioma no era ni de lejos una necesidad. Socialmente, no estamos acostumbrados a comentar las ventajas que nos aportará tener dominado el inglés hasta que casi casi nos estamos yendo de Erasmus.

Antiguamente era una necesidad para trabajar en el extranjero. Algo que se aprendía en el país destino. Solo quien tenia un poder adquisitivo o nivel socioeconómico elevado pensaba en el aprendizaje de otro idioma como una salida a un futuro mejorado. Así es que, una gran parte de la motivación al aprendizaje o no del inglés va de la mano de las escuelas, los profesores y, por desgracia, de los exámenes.

No me malinterpretéis, por supuesto que hacer exámenes es necesario, pero justo eso, necesario. Yo no entiendo un sistema educativo donde el examen es la figura que demuestra el conocimiento y se vuelve esencial en el aprendizaje. De necesario a esencial, hay un trecho largo. Así es que si nuestro alumno/a comete errores gramaticales o de vocabulario, que incluso un nativo cometería, suspende y se desmotiva porque no ha alcanzado los objetivos en un día concreto, en un contexto concreto, en un ejercicio concreto…

Sí, el trabajo en clase normalmente cuenta, pero aquí dependeremos del colegio. ¿Es un colegio con un proyecto educativo donde el conocimiento se mide a diario y donde los resultados son fruto de un esfuerzo incluso a veces en equipo? O, ¿estamos frente a un colegio que solo evalúa tareas y exámenes valorando en un 20% el esfuerzo diario? Vaya, vaya con los dichosos porcentajes. Ojalá algún día nuestro sistema educativo se ponga a la altura de los brillantes profesores que existen en nuestras aulas y que tienen mucho que aportar en sus clases…

Pues imaginad, si ya de por sí nuestros peques se encuentran con una pronunciación, gramática, vocabulario complicados, que además no pase esos exámenes no nos va a ayudar en nada a que termine de ver el idioma con su utilidad real, la gran oportunidad que supone, el conocimiento y la libertad todo en uno.

¿Cómo superar esta parte? Intentando complementar el colegio con centros de estudio o escuelas de refuerzo que tengan metodología y que se salgan de la rutina. Innovación educativa, demostrada y constatada, que haga que el refuerzo cambie la manera en la que el alumno se enfrenta al idioma. Estimular con cosas prácticas que a nuestros niños les encante o incluso implicarnos con ellos en proyectos bilingües les va a ayudar muchísimo a darle la vuelta a la tortilla y a que comiencen a ver la asignatura más bien como una herramienta lo que ya supone un gran paso. El poder viajar, el aprender de la cultura, el convivir con sus diferencias es uno de los puntos fuertes a la hora de terminar de sentir pasión por el aprendizaje de otros idiomas.

Y hasta aquí podemos leer. Estas son las dificultades que un profe se puede encontrar a la hora de enseñar inglés a sus alumnos y a los que buscamos respuesta junto a ellos. Porque, si queremos que el alumno/a aprenda, ¿no sería mejor preguntarle de qué manera le resultaría más fácil hacerlo?

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