Cuentos de Navidad mexicanos que son una lección de vida para los niños

A través de estas leyendas y relatos cortos los niños descubrirán tradiciones y costumbres navideñas de México

Sandra Llorente, Periodista
En este artículo
  1. Cuentos navideños mexicanos de lecciones para niños - Las posadas
  2. Pablo y la flor de Nochebuena. Leyenda mexicana infantil
  3. La niña de la cobija y la estrella roja. Cuento navideño con valores
  4. La leyenda del Niño Florero. Cuento sobre el amor

La Navidad en México se celebra por todo lo alto. Es una de las festividades favoritas de los mexicanos, por eso las tradiciones navideñas del país se siguen transmitiendo en las familias. Una de ellas son los cuentos de Navidad mexicanos, que sobre todo les encanta a los más pequeños y que son una lección de vida para ellos. Son cuentos que transmiten la Navidad a la manera mexicana, y que enseñan las tradiciones y símbolos típicos de la Navidad en el país. Si quieres conocerlos, ¡sigue leyendo!

Cuentos navideños mexicanos de lecciones para niños - Las posadas

cuento de las posadas

Las posadas es una tradición típica mexicana de las fechas navideñas. Empiezan a celebrarse desde el día 16 de diciembre y hasta el 24. Las familias preparan una fiesta en casa para celebrar las fechas navideñas y hacer un ritual en el que se le ofrece posada al Niño Jesús. Se canta una canción entre los que piden posada y los que la ofrecen y se rezan algunos salmos relacionados con la Navidad. A su vez, la familia que ofrece la posada invita a tamales y algunas otras delicias mexicanas.

El cuento de 'Las Posadas' explica este momento especial de la historia del Niño Jesús, en el que los pastores piden posada para el nacimiento del pequeño hijo de Dios. ¿Le quieres contar este cuento de fiestas navideñas mexicanas a tu pequeño? ¡Silencio! ¡Comenzamos el relato!

Hace muchos, muchos años, el emperador Romano Augusto decidió hacer un censo para contar todos los niños nacidos. María estaba embarazada del Niño Jesús, ya en un estado avanzado, pero por esta disposición tuvieron que dejar Nazaret, la ciudad donde vivía con su marido José, hacia Belén, ciudad donde debían registrar a su hijo.

Ambos emprendieron un largo viaje que dejó exhausta a María, debido a su estado de embarazo. La noche del 24 de diciembre, cuando llegaron a Belén, María estaba a punto de dar a luz, por lo que José decidió llamar a la puerta de la posada más grande de Belén.

– Toc toc, llamó José a la posada.

– ¿Quién llama?, dijo alguien al otro lado de la puerta.

– ¡En nombre del cielo! Pido posada para mi mujer, María, porque ya no puede seguir caminando mi mujer amada.

El posadero entreabrió la puerta sin llegar a verla. Al verlos, cansados del viaje y desarrapados, dio por hecho que no tendrían dinero para pagar la posada, así que dijo:

– No tenemos sitio para tunantes. ¡Iros y no molestéis más!, gritó el posadero con desaire.

– No seas inhumano - insistió San José  - Ten caridad. El reino de los cielos te lo premiará.

– Ya se pueden ir y dejar de molestar - contestó más enfadado el posadero - Si me enfado más, les voy a apalear.

El posadero cerró la puerta a Maria y José, pero ellos no quisieron rendirse, por lo que un poco más adelante, José decidió probar en otra posada.

– Toc Toc Toc, llamó de nuevo José. Soy carpintero y me llamo José. Venimos rendidos desde Nazaret.

– No me importa su nombre. Lárguense de aquí. Yo lo que quiero es dormir, gritó una voz al otro lado de la puerta. 

Una vez más, a María y José les negaron la posada, pero ellos no querían rendirse, ya que María estaba a punto de dar a luz. Siguieron caminando y encontraron un albergue para pobres, que estaba al lado de un establo, en el cual apenas solo había un buey. Toc Toc, llamó José a la puerta esperanzado:

– Pido cobijo, mi buen amigo, por sólo una noche. Mi mujer está a punto de dar a luz y está exhausta...

– ¿Quién sois?, le preguntó el dueño del albergue.

– Somos peregrinos. Mi esposa es María, la Reina del Cielo, y madre va a ser del hijo de Dios. 

El hombre se preguntaba si sería verdad lo que José decía, pero lo que más le conmovió es la necesidad que ambos tenían de un techo y algo de calor. Como el albergue estaba lleno, decidió darles cobijo en el establo. Acomodó el pesebre con paja para el momento del nacimiento del niño, y prendió una cálida hoguera para que María no pasara frío.

María dio a luz a Jesús, el hijo de Dios, en el pesebre que el buen hombre amablemente ofreció a los peregrinos, y una estrella iluminó más que ninguna el cielo de esa noche dichosa, indicando que en ese lugar había nacido el Niño Jesús, el hijo de Dios en la Tierra.

¿Qué aprendemos del cuento de Las Posadas? María y José necesitaban ayuda, pero los posaderos no quisieron ofrecérsela porque eran personas algo egoístas que se dejaban llevar por las apariencias. Sin embargo, el dueño del albergue era una persona de buen corazón que se conmovió del estado de María, y con lo poco que tenía, decidió ofrecerle un sitio caliente y acogedor a la pareja. Gracias a la solidaridad de este hombre, el Niño Jesús pudo nacer la noche del 24 de diciembre.

Pablo y la flor de Nochebuena. Leyenda mexicana infantil

la leyenda de la flor de nochebuena o navidad

¿Sabías que la flor de Nochebuena es originaria de México y Guatemala? Los mexicanos tienen una leyenda sobre el origen de la flor de Navidad que puedes contar a los más pequeños. Les encantará.

Cuenta la leyenda que un niño llamado Pablo estaba escondido en la iglesia, viendo cómo todos los habitantes de su pueblo acudían a dejarle regalos al Niño Jesús el día de la víspera de Navidad. El pequeño Pablo era muy pobre, por lo que sentía que no podía ofrecerle nada a Dios. Avergonzado, se quedó escondido en un rincón, llorando desconsoladamente por la frustración. Las lágrimas brotaban de sus mejillas, tanto que comenzaron a caer al piso de la iglesia.

De repente, Pablo se dio cuenta de que de sus lágrimas empezó a brotar una hermosa flor con pétalos rojos aterciopelados. Pablo comprendió que esa hermosa planta era un regalo de Dios, así que se levantó y se la llevó al Niño Jesús como obsequio. Dicen que Pablo nunca le contó a nadie lo que había pasado, pero de alguna manera esta historia se ha transmitido de abuelos a padres y de padres a hijos, y así es cómo apareció la flor de Nochebuena.

¿Qué aprendemos de este bello cuento mexicano para contar en Navidad? Además de ser una bonita historia sobre la flor de Nochebuena, este cuento habla sobre el significado de la Navidad desde un punto de vista espiritual. Tras contarle este relato corto navideño a tus hijos, pregúntales por qué creen que Dios le regaló la flor a Pablo. Podéis hablar de temas como la solidaridad, el amor de Dios, la bondad o la generosidad.

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La niña de la cobija y la estrella roja. Cuento navideño con valores

cuento de la niña de la cobija

El siguiente cuento también es una bonita leyenda sobre la flor de Nochebuena. En esta ocasión la protagonista es una niña con muy buen corazón, a la que Dios ayuda a poder abrigar al Niño Jesús.

Había una vez, hace mucho tiempo, una pequeña niña que se llamaba Lucina. El párroco de su iglesia le había pedido a su mamá que tejiera una mantita nueva para el Niño Dios, pues la que tenían estaba rota y desgastada por el tiempo. Desafortunadamente, la mamá de Lucina se puso enferma, lo que hizo que impidiera que terminara la mantita.

La niña, con toda su buena intención, decidió acabar la manta para que el Niño Jesús no pasara frío, pero Lucina no sabía tejer, por lo que los hilos se enredaron y no pudo hacer la manta. Lucina salió desconsolada de su casa, camino a la iglesia para contar al párroco lo sucedido, apenada y preocupada porque el Niño Dios no tendría su mantita el día de Navidad, el día de su nacimiento.

Cuando ya estaba llegando a la parroquia, se dio cuenta de que la gente ya estaba llegando a visitar al Niñito. ¡Y el pobrecito está sin abrigo! ¡Pasará frío! Lucina, triste y sola, se escondió tras un matorral para llorar sin que nadie la viera. Entonces, una anciana bondadosa se le acercó y le preguntó a Lucina qué le había pasado. Esta, tras escuchar el relato de Lucina, la miró con una sonrisa y le explicó que dejara de preocuparse, ya que su mamá ya se encontraba mejor y lo único que tenía que hacer para abrigar al Niño Jesús era cortar unas ramas del matorral en el que estaba dormida y colocarlas junto al pesebre.

Lucina vio tanta bondad en la anciana que la creyó, cortó un par de ramas y las llevó a la Iglesia. Ante los ojos de todos los presentes, la niña colocó las ramas junto al pesebre. De repente, una luz resplandeció y de las ramas comenzó a salir una estrella roja que cobijó al Niño Jesús. Lucina quedó maravillada y salió contenta de la iglesia. Para su sorpresa, cuando miró alrededor vio un centenar de flores de estrella roja, a la que se le llamó la flor de Nochebuena.

¿Qué aprendemos de este cuento navideño mexicano? Este cuento enseña valores muy importantes. Por un lado, la importancia espiritual, que para las familias religiosas es tan importante en esta época del año. En segundo lugar, hay varios temas que se pueden entrever en la historia. Por ejemplo, el buen corazón y la valentía de Lucina, que aunque no sabía coser trató de hacerle su mantita al Niño Jesús. Otro tema importante es la importancia de ofrecer ayuda a las personas que lo necesitan. Si la anciana no hubiera ayudado a Lucina, se hubiera quedado llorando, incluso quizás no hubiera vuelto a entrar en la iglesia.

La leyenda del Niño Florero. Cuento sobre el amor

cuento del niño florero

En el sur de México, en Chiapas, el 15 de diciembre se celebra la tradición del Niño Florero. Durante siete días, los lugareños creyentes recorren las montañas en busca de la flor de Niluyarilu, la flor sagrada, un tipo de bromelia de color rojo intenso que crece en los árboles y que es muy preciada en el lugar.

La intención de la colecta de la flor se debe hacerle una casita o pesebre al Niño Florero en la iglesia, similar a la del Niño Dios. De hecho, esta tradición se celebra en las vísperas de la Navidad. La tradición es una mezcla de las creencias tzotziles y cristianas, y tiene lugar a raíz de una hermosa leyenda indígena.

Cuenta la leyenda que una humilde pareja llevó a su hijo recién nacido a la laguna de Navenchauc, en el municipio de Zinacantán. La pareja deseaba cuidar para siempre a su pequeño niño. Posaron a su hijo bajo un árbol, acordando que el hombre se convertiría en Sol para darle calor durante el día y la mujer en Luna para resguardarlo y darle luz en las noches.

Ambos se adentraron en el agua de la Laguna, mientras su hijo se despedía agitando la mano. En ese momento, el Niño se convirtió en una flor hermosa y roja, el Niluyarilu, que crecería recibiendo la luz del sol de su padre y la de la luna de su madre. Se dice que esta flor tiene forma de pequeña mano precisamente por el Niño Florero.

¿Qué podemos aprender de estos cuentos navideños cortos? Es importante que a la vez que se relata esta leyenda, se le explique a los niños cuál es la tradición que actualmente se realiza, para que puedan relacionarla. A su vez, esta leyenda habla sobre el amor infinito de los padres hacia sus hijos, un amor que llega al cielo en forma de luz, calor y cobijo, el mismo amor de Dios.

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