Los efectos emocionales de crecer en un ambiente violento para los niños

En el desarrollo de los niños no solo influyen factores biológicos, o genéticos o neurológicos. El ambiente en el que crecen y se desenvuelven es fundamental para su crecimiento. Crecer en un ambiente violento tiene un fuerte impacto en la mente, en la conducta y en la forma de vivir de los niños. Hablemos de los efectos emocionales de crecer en un ambiente violento para los niños, todo ello en el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Niños Inocentes Víctimas de Agresión, que se lleva a cabo cada 4 de junio.

Cómo se ven afectados los niños al ser víctimas de la violencia familiar

Un ambiente violento es aquel en que entre los progenitores o hacia el niño, hay gritos, insultos y hasta violencia física. Padres que se gritan entre ellos, o que gritan al niño continuamente, un hogar en el que hay insultos, discusiones continuas o hay dejadez en el cuidado de los niños o de la pareja, es un ambiente negativo y nocivo para un adecuado desarrollo del niño.

Vivir en un ambiente así influye en todas la áreas de desarrollo de los niños, (emocional, social o cognitivo) En primer lugar hay que destacar, que les dan un modelo de amor y afecto que no es el adecuado, ya que aprenden que querer también es eso. Pero además vuelve a los niños vulnerables, les genera mucha inseguridad, angustia emocional, miedo y les vuelve irritables.

También aparece la falta de apetito, ansiedad, depresión, y en ocasiones patrones de conducta igualmente violentos, porque los niños aprenden que lo que ven en casa es un modelo de conducta correcto. Viven en una tensión constante y en un ambiente para el que no tienen las herramientas suficientes de afrontamiento, ni los recursos personales que les protejan.

Estas consecuencias no sólo tienen lugar en la infancia, sino que se dan a largo plazo en la adolescencia y la vida adulta. A menudo los niños que viven esto en el hogar, muestran en el colegio también actitudes y conductas agresivas que no son más que el reflejo que lo que ven en casa. Los niños para crecer sanos y seguros, necesitan un hogar en el que haya amor, respeto y confianza.

Las secuelas que puede dejar la violencia familiar en los niños pequeños

Lo anterior no solo repercute en que el niño pueda ser violento, sino que llega a asumir y aceptar la violencia como algo normal, por lo tanto la tolera y puede convertirse a su vez en víctima de violencia, porque ha aprendido que esta es normal y que forma parte de las relaciones afectivas. Es decir, puede aceptar la violencia tanto como víctima o como agresor.

Cuando un niño ve en casa mucha violencia, está aprendiendo un patrón o modelo de relaciones afectivas y sociales también violento. Aprenden que gritar, insultar o pegar cuando nos enfadamos está bien, o que es el modo adecuado de resolver los conflictos, sin embargo, esto no es lo correcto, al contrario, se deben resolver los conflictos a través de la comunicación.

No todos los niños que viven en estos ambientes manifiestan las mismas consecuencias sociales, emocionales o cognitivas, pero lo que está claro es que el ambiente en el hogar influye y repercute en ellos. Es cierto que no todos van a desarrollar depresión o conducta agresiva, pero vivir en un hogar violento facilita la aparición de estos problemas.

Es importante que los padres sepan cómo influyen sus relaciones y sus conductas en el hogar sobre el desarrollo de sus hijos y acudir a los profesionales adecuados que orienten, asesoren e intervengan en caso necesario. Pedir ayuda es un primer paso para que puedan salir del ciclo de violencia en el que viven, para que a futuro puedan tener una familia sana y feliz.

4 de junio - Día Internacional de los Niños Inocentes Víctimas de Agresión

Cada 4 de junio se conmemora el Día Internacional de los Niños Inocentes Víctimas de Agresión, fecha que nos invita a reflexionar sobre las formas de violencia, visibles e invisibles que sufren los niños a diario. La agresión no siempre se da con golpes: las palabras también agreden, los gritos hieren y la indiferencia duele, debido al descontrol emocional de los adultos.

Ese descontrol deja cicatrices en el alma y la personalidad de los niños que no se ven, pero se sienten. Cuando un niño crece en un entorno de discusiones constantes, amenazas o silencios que asfixian, aprende a vivir con miedo constante, culpa e inseguridad, incluso se pregunta qué ha hecho mal y si él es responsable del malestar de sus padres.

En este punto, el niño asume culpas que no le pertenecen y se encierra en una soledad que no sabe expresar. El impacto de la violencia puede durar toda la vida si no se atiende a tiempo y para ello se debe acudir a terapia con profesionales en la materia. Empezando por los padres para romper el círculo de violencia y poder canalizar las emociones de los pequeños.

Por eso, en un día como este, además de la denuncia y la visibilización de la violencia, se debe hacer una llamada a la conciencia de los adultos, ya que los niños merecen crecer en entornos donde el amor prevalezca por encima del enojo, donde la contención supere al castigo, y el diálogo sustituya al grito porque una palabra dicha sin pensar duele más que un golpe.

Qué hacer como padres para romper el ciclo de la violencia intrafamiliar

Los padres que han crecido en ambientes familiares violentos o conflictivos ofrecen a sus hijos una realidad distinta. Hay que reconocer que los gritos, las amenazas, los insultos o los golpes no son formas válidas de educar y aunque puedan parecer reacciones espontáneas en momentos de estrés, tienen un impacto emocional profundo y duradero en los niños.

Hay que buscar espacios de diálogo dentro de la familia, es decir, hay que aprender a comunicarse con respeto y expresar emociones sin agredir, así como poner límites sin violencia. La educación emocional debe ser tanto para adultos como para niños, ya que con ella los padres aprenden a identificar sus emociones, a gestionarlas y a enseñarlas de forma respetuosa.

Pedir ayuda no es señal de debilidad, porque acudir a un psicólogo familiar, participar en talleres de crianza respetuosa, o asistir a sesiones de terapia ayuda a romper con la violencia. A veces, arrastramos patrones de conducta aprendidos desde la infancia que necesitamos erradicar. Otro paso importante es rodearse de un entorno que apoye una crianza positiva.

Los papás deben establecer redes de apoyo y compartir experiencias con otras familias para sentirse acompañados en el proceso. Finalmente, los niños no necesitan padres perfectos, sino padres presentes, para construir un hogar amoroso. Siempre es mejor una caricia, una palabra de aliento o una disculpa sincera, para dar la seguridad emocional que los niños necesitan.

Algunos consejos para los papás sobre el efecto de los gritos en los niños

La violencia nace no solo desde una agresión física. Se practica la violencia el que insulta, amenaza, controla y grita. Desde el ejemplo, los padres deben trabajar valores como el respeto, la comprensión y la paciencia, entre ellos y con sus hijos, para evitar que, en situaciones críticas o difíciles, acaben utilizando la violencia. Los niños deben aprender a gestionar qualquer situación controlando sus emociones y utilizando actitudes positivas.

Puedes leer más artículos similares a Los efectos emocionales de crecer en un ambiente violento para los niños, en la categoría de Abusos en Guiainfantil.com.