Consejos para ayudar a los niños a expresar sus emociones

Reprimir las emociones puede ocasionar ansiedad e inseguridad

Gabriela Matienzo, Psicóloga infantil
En este artículo
  1. Cómo ayudar a nuestros hijos a identificar y expresar sus emociones

Los niños necesitan contar gradualmente con ayuda para controlar la intensidad de sus emociones, pero antes deben aprender a reconocerlas y a entender que, está bien sentirlas, que todos nos sentimos felices, enojados, tristes o con miedo a veces y que, lo que debemos hacer, es encontrar la mejor forma de vivir nuestra emoción para que no nos haga daño a nosotros ni a los demás tampoco. A continuación te damos una serie de consejos para que, como padre, ayudes a los niños a expresar sus emociones. 

Cómo ayudar a nuestros hijos a identificar y expresar sus emociones

ayudar a nuestros hijos a expresar emociones

Las emociones son un estado afectivo, una reacción personal a algo que sucede en nuestro ambiente. Vienen acompañadas de cambios físicos de origen innato y se ven influidas por nuestras experiencias personales; además cumplen una función adaptativa de nuestro organismo ante el ambiente que nos rodea.

Las emociones están con nosotros siempre; obviamente a medida que crecemos desarrollamos mecanismos para enfrentarlas y controlar las reacciones que nos generan, pero los más pequeños muchas veces las dejan fluir de formas mucho más espontáneas y naturales.

Una reacción natural en los padres es tratar de regular estas reacciones, sin embargo, en el camino podemos generar en los niños una represión de las mismas. Frases como: “No se llora por eso”, “Los hombres no lloran”, “Eso no es motivo para tener miedo”, “No grites que molestas a los demás” (aunque sea de felicidad), “No es para tanto”, pueden hacer que los niños empiecen a pensar que mostrar sus emociones no está bien.

Reprimir demasiado en este sentido a nuestros hijos pueden generar en ellos: retraimiento, somatización (que las emociones se reflejen en forma de malestar físico), ansiedad e inseguridad entre otras. ¿Qué podemos hacer entonces? Cosas tan sencillas como hablar con ellos o jugar, pero hay más. 

- Ayudarles a identificar su emoción y no descalificarla
Si algo les ha hecho llorar desconsoladamente, podemos decirles que entendemos que se sientan así, pero que seguramente después estarán mejor y podrán platicar; darles su tiempo y no tratar de resolver el conflicto en el momento de la crisis.

Una vez que estén calmados podemos ayudarles a identificar si estaban enojados, tristes o tenían miedo y darles algunas estrategias como que respiren profundo cuando les vuelva a pasar, que traten de no gritar ni decir cosas feas hasta estar más tranquilos, porque normalmente podemos equivocarnos en lo que decimos en esos momentos de mucha emoción.

También podemos platicarles de experiencias parecidas que tuvimos de niños y como las resolvimos. Bajo ninguna circunstancia es bueno decirles que el motivo de su reacción no es válido, porque para ellos en ese momento sí lo fue. Después, podemos decirles que quizá su reacción fue demasiado intensa, pero que puede intentar reaccionar de forma más tranquila la próxima vez.

- El juego de las emociones
Existe un ejercicio muy divertido que he diseñado como parte de mi trabajo con los niños y consiste en pedirles que respondan estas preguntas sobre las principales emociones: felicidad, enojo, tristeza, miedo, entusiasmo, etc.  Por ejemplo: '¿Cómo se siente en el cuerpo la (felicidad)?', 'Si la (felicidad) fuera un platillo, ¿qué platillo sería para ti?', 'Si fuera un color ¿qué color sería para ti?', 'Si fuera un animal, ¿qué animal sería para ti?', 'Si fuera una cosa, ¿qué cosa sería para ti?' o '¿Qué cosas te hacen sentir (feliz)?. 

Es un ejercicio muy divertido, las respuestas de los niños son encantadoras y nos brindan la maravillosa oportunidad de explorar con ellos el tema de las emociones de forma divertida.

- Hablar de las emociones a través de cuentos y película
El leer un cuento o ver una película siempre nos brinda la ocasión de reflexionar en la historia y en las reacciones de los personajes. Podemos preguntarles qué emoción creen que está sintiendo el protagonista, la razón de qué se sienta así, qué opina de lo que pasó y si cree que hubiera podido reaccionar de forma diferente.

- Ayudarle a encontrar formas sentirse mejor
Otra buena idea es desarrollar con nuestros hijos una lista de cosas que les hacen sentirse bien y hacer que la tengan siempre disponible para cuando estén tristes, enojados o con miedo y darles, cuando sea el caso, ideas de posibles soluciones para resolver algún conflicto que esté generándoles de forma permanente una emoción negativa, como estar enojados con un amigo en el colegio, conseguir algo que desean, etc.

Sin duda uno de nuestros principales retos como papás es ayudarles a nuestros hijos a saber identificar sus emociones, a no reprimirlas y sin embargo, poder responder adecuadamente ante ellas.

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