Por qué en los colegios Montessori no hay bullying entre los niños

El acoso escolar en el salón de clases es un problema social, que va más allá de maestros y padres

Marta Prada, Formadora y Guía Montessori
En este artículo
  1. ¿Cuál es el origen del bullying entre los niños?
  2. ¿Por qué no hay bullying en los colegios Montessori?
  3. El acoso escolar es un problema social, no solo del aula

¡Gafotas! ¡Enano! ¡Cuando salgas al recreo espéranos en la esquina que te vas a enterar! Tú no vienes con nosotros. ¡Fuera, apestado! Motes, insultos, amenazas, extorsiones, agresiones físicas, exclusión... En esta ocasión, analizamos el gran problema que el acoso escolar sigue representando en las aulas y, nos centramos, en la visión de los colegios Montessori, donde el bullying no tiene cabida.

Las víctimas de bullying, sufren, en muchas ocasiones en silencio, por miedo. Estas formas de acoso escolar provocan en los niños que las sufren ansiedad, miedos, pesadillas, disminución del rendimiento académico, aislamiento, apatía, introversión, sentimientos de culpa, llantos, nerviosismo, pesimismo, cansancio, dificultades para dormir, negativas a la hora de ir al colegio, rechazo, huida... Y en los casos más extremos ideas autodestructivas.

¿Cuál es el origen del bullying entre los niños?

Causas del bullying o acoso escolar entre niños.

Las familias echan la culpa de la existencia del acoso escolar a los colegios, y los colegios echan la culpa a las familias. Todos, como sociedad, tenemos nuestra parcela de responsabilidad a la hora de educar para la paz.

Los niños y las niñas aprenden en todo momento, en todo lugar. Aprenden cuando ve a su papá insultar al conductor del coche que va delante, aprenden cuando ven a mamá criticar, cuando ven unos dibujos animados en los que es divertido hacerse daño...

El origen del bullying está en las heridas y en las falsas creencias con las que algunos niños y niñas crecen por: falta de apego, por falta de presencia y atención de sus figuras de apego, falta de límites, sobreexposición a pantallas, por vivir ambientes inestables, hostiles o violentos, por sentirse poco valiosos, poco vistos, poco amados...

El origen del bullying no está en los niños de ahora; el origen del bullying está en la propia sociedad adulta, que tantas veces tiene poco o nada en cuenta las necesidades emocionales y físicas de los niños: eso incluye también los propios contextos educativos que sobrecargan de actividades a la infancia, que educan en la competitividad desde edades tempranas en las que no está desarrollada la empatía y que tantas veces se pasan por alto que no es solo lo que aprenden, sino cómo lo aprenden.

¿Por qué no hay bullying en los colegios Montessori?

En los colegios Montessori no hay bullying o acoso

Montessori es una educación para la paz. Ese era el fin último de la Dra. Montessori al desarrollar su pedagogía, que es toda una filosofía de vida. Tanto es así que María Montessori estuvo nominada en tres ocasiones al Premio Nobel de la Paz. ¿Pero cuál son esas claves del método para crear un clima educativo de paz? ¿Por qué en los colegios Montessori no hay acoso escolar?

1. Cuando el foco está en el adulto

Decía la propia Dra. Montessori que las principales cualidades del adulto que acompañase a los niños y niñas habían de ser el control de la ira y la humildad. Muchos adultos crecemos con heridas que, en mayor o menor medida, volcamos hacia las personas que nos rodean, incluyendo los niños y niñas, que lo absorben todo de una manera instantánea y asombrosamente sólida y efectiva. Trabajar en nuestro propio crecimiento personal, es trabajar por una sociedad sana. Como bien decía Gandhi: 'Si quieres cambiar el mundo, empieza por cambiarte a ti'.

2. El sentido del orden y belleza en los colegios Montessori

En Montessori tan importante para el aprendizaje del niño es el adulto como el ambiente que le rodea. Se cuida mucho que el ambiente transmita orden. El orden y la armonía externa ayudan a forjar un orden interno y una estructura cerebral más clara y sana. En Montessori se educa en la realidad y se cultiva el amor y el cuidado por el entorno que nos rodea amplio y diverso: los animales, las plantas, los lugares, las personas... En este sentido, se crea un clima en el que el bullying no tiene cabida.

3. Respeto y consciencia sobre las necesidades de la infancia

Los niños y las niñas han sido tratados durante siglos como seres inferiores: se les gritaba, se les amenazaba, se les castigaba y se les pegaba para que aprendiesen, sin tener en cuenta sus necesidades... El movimiento era considerado como algo negativo y se reprimía. La curiosidad, la exploración, los periodos sensibles no se tenían en cuenta y esa energía natural se desviaba en forma de falta de autocontrol, desafíos, rabietas, apatía, timidez, mentiras, nerviosismo... Que resultaban ser el caldo de cultivo de las heridas psíquicas que, de alguna forma, pueden desembocar en bullying o acoso escolar.

En los colegios Montessori se considera a los niños y las niñas como lo que son: seres valiosos y se les trata con el mismo respeto que trataríamos a alguien a quien admiramos, teniendo en cuenta sus necesidades de desarrollo que pueden satisfacer gracias al adulto consciente que inspira, confía, respeta, espera y marca límites y también gracias al ambiente preparado y adaptado que les rodea. Cuando un ser humano puede tener cubiertas sus necesidades psíquicas, físicas y emocionales crece en paz y en equilibrio consigo mismo, crece con armonía entre su cuerpo y su mente.

Qué piensa el método montessori sobre el bullying

4. Mezcla de edades y clima de cooperación

En las escuelas Montessori, los niños suelen estar mezclados en edad. Esto permite reproducir una microsociedad heterogénea en la que la diferencia se hace natural: los mayores ayudan a los pequeños, y los pequeños se fijan en los mayores. De manera casi natural surge la cooperación. La competitividad no se fomenta en ningún formato: notas, comparaciones, competiciones, concursos.

Se da un clima en el que les importa cuidar su entorno y se sienten valiosos haciéndolo: cooperando para que el ambiente sea bello y esté cuidado y para que las personas que tienen alrededor se sientan bien. Estas son algunas de las claves que hacen que en los colegios Montessori no haya bullying.

5. Resolución pacífica de los conflictos

Es curioso ver cómo la sociedad castiga que un niño pequeño pegue a otro, ajena al hecho de que la empatía y el autocontrol se van desarrollando de forma progresiva. Se les manda al rincón de pensar, se les da un azote o un grito (violencia reprimida con más violencia). Con esta forma de gestionar conflictos basada en el miedo, siempre habrá algún niño que se quede con sentimientos de inseguridad, venganza e ira dentro.

En Montessori se acompaña a los niños de forma respetuosa hablando sobre sentimientos y necesidades: esto marca la diferencia porque aprenden a pensar y no a obedecer, sintiéndose más comprendidos, queridos y acompañados.

6. Libertad desde el respeto

En los colegios Montessori, los niños y las niñas hacen uso de su libertad desde muy pequeños, tomando decisiones casi continuamente con las que aprenden a pensar, más allá del miedo que imponen los castigos, gritos y amenazas. De esta forma, crean una autodisciplina interior en la que crecen no solo en conocimientos, sino también en la gestión de sus emociones.

El acoso escolar es un problema social, no solo del aula

El acoso escolar desde la escuela Montessori

Muchos colegios se están concienciando sobre las cifras y las graves consecuencias del bullying para las víctimas. En este sentido, y por suerte, han comenzado a poner el foco más de cerca en el tema. Pero ojo, para prevenir el bullying no es suficiente con dar una charla sobre el tema.

De modo que el origen del bullying es profundo: las prisas, la sobreexposición a las pantallas, la falta de consciencia de la sociedad adulta, la falta de consciencia sobre las necesidades de la infancia... Los niños y las niñas necesitan pertenencia, afecto y estructura desde su primer latido. Cuando no lo tienen, algo dentro de ellos se rompe y eso lo volcarán tarde o temprano en su entorno.

No se trata de que los profesores y profesoras deban poner más atención, que en ocasiones también. En el patio quedan muchos más aprendizajes a largo plazo que en el aula y muchas veces tienen muy poca presencia adulta. Uno o dos adultos no pueden hacerse cargo de lo que ocurre a su alrededor con 100 niños y niñas.

Por otro lado, la comunicación más fluida entre el colegio y la familia facilitaría la detección de los cambios provocados en un caso de bullying y la búsqueda de soluciones, así como la presencia de psicólogos y escuelas de familias en los colegios que puedan guiar y acompañar a los niños, niñas y familias que necesiten ayuda.

El bullying no es un problema de los profesores, ni de los niños, ni de los padres o las madres... El bullying es una cuestión social. Todos y todas podemos hacer algo para detenerlo.

'Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia, y la competencia es el principio de cualquier guerra.' Pablo Lipnisky.

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