Estrategias para combatir el miedo de los niños a las inyecciones

Ayudar al niño a perder el temor a las jeringuillas y a las agujas según la edad que tenga

En este artículo
  1. Miedo de los niños a las inyecciones - Cómo ayudarles según su edad
  2. Qué hacer y qué no hacer antes de ponerle una inyección a un niño
  3. Cuentos cortos que ayudan a los niños a superar su miedos

Hay varios miedos infantiles clásicos: a los monstruos, a la oscuridad, a quedarse solos, a que les ocurra algo a sus padres... ¿Y en las consultas del médico? ¡También! Los niños tienen miedo a que les pinchen con una jeringuilla, es decir, a las inyecciones y las agujas. Este pánico es una sensación difícil de erradicar, pues está muy enraizada en la población general. A continuación propongo varias pautas para combatir el miedo de los niños a las inyecciones.

Miedo de los niños a las inyecciones - Cómo ayudarles según su edad

miedo a las inyecciones

Según se explica en el informe 'Alivio del dolor y el estrés al vacunar. Síntesis de la evidencia. Recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas de la AEP', las maniobras de distracción, en especial en niños de edad inferior a 12 años, son técnicas efectivas en el control del dolor y malestar generado por el procedimiento de poner una inyección a un niño.

Según la edad de tu hijo, te recomendamos unas técnicas u otras, pero todas ellas están enfocadas a que el 'mal trago' de ver una aguja y de ponerle una inyección (ya sea por administración de una vacuna o de un medicamento) no sea tan temido por ellos.

- En recién nacidos y lactantes con lactancia materna, lo que mejor funciona es la tetanalgesia. Para el niño que se alimenta con leche materna, el momento de estar cerquita de su madre y tomando el pecho es gloria bendita. La ingestión de algo dulce (tú leche lo es), la distracción y el abrazo y caricias de mamá tienen un gran efecto.

- En recién nacidos y bebés que toman biberón, se recomienda ofrecerles líquidos dulces. Lo que los expertos aconsejan es llenar un vaso con dos dedos de agua y disolver en él un sobre de azúcar (sacarosa al 25 por ciento). Se recomienda administrar aproximadamente 2 ml, poco a poco, con una jeringa o cuentagotas unos 2 minutos antes de la inyección. Y, por supuesto, también funciona de maravilla el contacto piel con piel.

- En niños entre los 2 y los 12 años, existen varias técnicas de distracción que permiten que el miedo y, sobre todo el dolor, se reduzca. Algunas de ellas son leer una historia, un cuento corto, dejarle el teléfono móvil, inflar globos u oír música.

- En adolescentes de 14 años, utilizar música sin auriculares es una de las mejores estrategias para reducir el estrés y la tensión que se crea antes de iniciar este procedimiento.

Qué hacer y qué no hacer antes de ponerle una inyección a un niño

Miedo de los niños a las inyecciones

Muchas veces los padres con nuestros comentarios o con nuestros agobios les transmitimos a nuestros hijos el miedo por las inyecciones. Por eso te pedimos que revises esta lista para que la próxima vez la tengas en cuenta y ayudes a tu hijo a reducir su temor y miedo antes las inyecciones.

1.  Nunca le digas a tu hijo aquello de 'pórtate bien, que si no el médico te va a poner una inyección'
¡Esta frase me horroriza! Si tu hijo se porta mal, le tendrás que regañar tú mismo, que para eso eres su padre/madre/tutor. Esto es, asume tu cuota de responsabilidad y no delegues la regañina en un médico. Además, ni los médicos no clavamos agujas a nadie en señal de castigo ni aconsejamos que se haga. ¡Faltaría más!

2. Olvida aquello de que los medicamentos pinchados son más eficaces
No es así, lo siento. Pero todavía hay mucha gente que piensa que los fármacos administrados por vía intramuscular son más eficaces que si se dan por boca. Este hecho es falso. Por lo tanto, no le pidas a tu pediatra que te recete sí o sí un medicamento inyectable. Si tu hijo puede consumir un fármaco que se va a absorber por vía digestiva, mejor que mejor.

3. No pidas que le hagan un análisis al niño
Confía en el criterio de los pediatras. Los análisis de sangre no son necesarios siempre, ni mucho menos. Si el proceso de tu hijo se va a beneficiar de conocer las alteraciones del hemograma, de la bioquímica o del parámetro cuantificable que sea, el médico se lo va a pedir. En caso contrario, no. Y no pasa nada.

4. Si tu niño, por el motivo que sea, ha de recibir un pinchazo, explícale que esa medida va a ayudar a que se cure. Permanece junto a él, dale la mano, y nunca digas aquello de 'qué malo es el médico o qué mala es la enfermera', por favor. Los sanitarios no depositamos nuestras cualidades éticas en las agujas. Si tenemos que pinchar a un niño, es porque con el pinchazo tu hijo va a mejorar.

5. Las vacunas no son inyecciones en balde
Son acciones preventivas que han demostrado aumentar las tasas de supervivencia de la población. Nada mejor que explicarle a tu hijo, desde pequeño, que las vacunas van a evitar que sufra enfermedades muy graves. Y es una suerte si las puede recibir.

6. Realiza una pequeña preparación psicológica previa
No tiene que ser con mucho tiempo de antelación, pero quizás sí el día antes puedes contarle lo que pasará cuando entre en la consulta del médico o de la enfermera.

7. No mentirle
¿De qué sirve decirle al niño que no le dolerá si va a ser todo lo contrario? Si utilizamos está práctica lo único que conseguirás es que la próxima vez que le digas algo no te crea. ¿Realmente quieres eso?

8. Elegir la mejor postura
Habla con la persona que le pondrá esta inyección para que, según la edad de tu hijo, encuentre la mejor posición. Por ejemplo, según van creciendo la postura de sentado y erguido es la más recomendada.

Los médicos y las enfermeras, por nuestra parte, tenemos también que hacer los deberes. Hemos de hacer un uso racional de las pruebas diagnósticas (esto es, antes de pedir un análisis hemos de reflexionar sobre si este nos va a ayudar en algo), y hemos de recurrir a estrategias para reducir las molestias del pinchazo. ¿Por qué no usar con mayor frecuencia sprays o parches anestésicos? Eso nos ayudaría bastante a que los niños viesen nuestra labor con otros ojos.

Cuentos cortos que ayudan a los niños a superar su miedos

cuentos cortos sobre los miedos

El miedo a las inyecciones es muy común en niños y en adultos, pero no el único temor al que se enfrentan tus retoños. Para cada una de esas fobias, ¡tenemos un relato corto que seguro que les ayudará! 

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